LA INOFICIOSA MISION LAVALLE

LA INOFICIOSA MEDIACIÓN DEL PERÚ EN EL CONFLICTO ENTE CHILE Y BOLIVIA

Secciones

La Misión Lavalle (Ver—>)
Las Instrucciones Del Ministro Irigoyen A Lavalle (Ver—>)
Informes A Santiago De Los Agentes Chilenos En Lima (Ver—>)
Lavalle Informa A Lima Sobre La Opinion Publica En Chile (Ver—>)
Instrucciones De Irigoyen Sobre El Tratado Secreto (Ver—>)
Pinto Plantea La Internacionalización Del Territorio En Disputa (Ver—>)
La Primera Conferencia De Lavalle Con El Ministro Fierro (Ver—>)
Bolivia Oficializa La Guerra Desde Lima Para Impedir Que Chile Se Arme (Ver—>)
Lavalle Expone A Lima Las Condiciones Chilenas Para Aceptar La Mediación (Ver—>)
Chile Exige Al Perú La Declaración De Neutralidad (Ver—>)
La Valle Dice Que El Perú No Debe No Puede Ni Quiere Ser Neutral (Ver—>)
Ultima Conferencia De Lavalle Con Fierro (Ver—>)
El Consejo De Estado Decide La Guerra (ver—>)
Lavalle Pide Sus Pasaportes (ver—>)
Chile Declara La Guerra al Perú y a Bolivia (ver—>)

ocumentos

Primeras Instrucciones A Lavalle (Ver—>)
Nuevas Instrucciones Al Ministro Lavalle (Ver—>)
Carta De Lavalle Solicitando Instrucciones Sobre El Tratado Secreto (Ver—>)
Instrucciones De Irigoyen Sobre El Tratado Secreto (Ver—>)
Informe De Lavalle De Su Pimra Conferencia Con Pinto (Ver—>)Carta Del Ministro Fierro A Lima Solicitando Datos Del Tratado Secreto (Ver—>)
Circular Del Ministro Boliviano En Lima Comunicando La Guerra Con Chile (Ver—>)
Nota De Lavalle Comunicando A Lima Las Condiciones Chilenas Para Aceptar La Mediación (Ver—>)
Nota Del Ministro Gofoy Solicitando Neutralidad Del Perú (Ver—>)
Instrucciones A Lavalle Sobre La Narturaleza Del Tratado Secreto (Ver—>)
Carta De Lavalle A Lima Informando Proposición De Lastarria (Ver—>)
Informe De Lavalle Sobre La Última Conferencia Con El Ministro Fierro (Ver—>)

—:—

(Ir al menu–>)

LA MISIÓN LAVALLE

La misión de don don José Antonio de Lavalle en Chile se ejecutó en forma paralela a los intentos en Buenos Aires para conseguir el apoyo armado de Argentina y a los acontecimientos de Lima que la esterilizaron y provocaron la guerra. En Chile, las conversaciones se llevaron en dos planos : de modo informal en conversaciones privadas entre La valle y el presidente Pinto y de modo oficial entre Lavalle y el ministro de Relaciones Exteriores señor Alejandro Fierro.

(Ir al principio—>)

LAS INSTRUCCIONES DEL MINISTRO IRIGOYEN A LAVALLE

Lavalle salió de Lima el el 22 de febrero con con una copia del tratado secreto y las siguientes instrucciones:

«Lima, febrero 22 de 1879.
(…)
propondrá V. S. a ese Gobierno, en caso que esta mediación fuese aceptada, el restablecimiento de los hechos al estado en que encontraban antes de los últimos acontecimientos, esto es, la desocupación del territorio de Bolivia, siempre que esta República esté dispuesta, por su parte, a suspender el mencionado decreto de rescisión y la ley por la que se gravó con diez centavos la exportación de todo quintal de salitre que haga la Compañía de Antofagasta, y el consiguiente sometimiento de estas diferencias al arbitraje que ambos Gobiernes tuviesen a bien constituir.
(…)
Lo expuesto debe hacer comprender a V. S.. que, la aceptación por parte de Chile de nuestra mediación, debe ser precisamente sobre la base de la desocupación del litoral boliviano; pues mientras este hecho no se realice, Bolivia, que mira justamente en aquella ocupación un ultraje a su soberanía, sería imposible que aceptase ningún medio de avenimiento, ni el gobierno se prestaría tampoco a proponérselo.
(…)
“Creo necesario llamar la atención de V. S. hacia la circunstancia de que, habiendo sido anulado por el Gobierno de Chile, según lo declaró su representante en La Paz, el Tratado de 1874, deberían haber quedado las relaciones entre ambos países sujetas al anterior Tratado de 1866, por el que se reconocía igual mente a Bolivia derecho y soberanía sobre el grado 23; la ocupación de Antofagasta, Mejillones y Caracoles, no se puede mirar, por tanto, como una consecuencia precisa y obligada de aquella declaración.
(…)
“M Yrigoyen”.».

Cuatro días después, el canciller Irigoyen le envió instrucciones adicionales

« Lima, febrero 26 de 1879.
Entre las instrucciones comunicadas a V. S. por este despacho con fecha 22 del corriente, figura, como condicion principal de la mediacion ofrecida por el gobierno del Perú al de Chile, la previa desocupacion del litoral boliviano por las tropas chilenas;
(…)
La principal razon que puede dar aquel gobierno para oponerse a la desocupacion, (…)
La primera de las observaciones desapareceria por completo ofreciendo el Perú su garantia más eficaz de que Bolivia esperará y se sometera al arreglo; (…)
Respecto del segundo punto, (…) Nada seria más sencillo, en efecto, que conciliar los medios de conservar el orden público en Antofagasta, Mejillones i Caracoles i de ofrecer garantias a sus habitantes, mientras se arribase a un arreglo, igualmente ofrecer la garantia del Perú.
(…)
M. Irigoyen ».

Prado sabía por la carta de Pinto que Chile ya no podría desocupar el litoral y sin embargo lo impuso como condición ineludible; las instrucciones adicionales sólo agregan la garantía del Perú en protección de los chilenos y sus intereses luego del retiro de las tropas chilenas. El problema ya no era el impuesto sino la posesión del territorio al sur del grado 23. La misión Lavalle nació muerta.

(Ir al principio—>)

INFORMES A SANTIAGO DE LOS AGENTES CHILENOS EN LIMA

El mismo día de la llegada de Lavalle, en la cancillería se recibió el siguiente telegrama de Godoy:

« Escuadra, ejército i baterias Callao alistandose».

El 5 de marzo, volvía a telegrafiar Godoy

« Mision Lavalle trata de ganar tiempo. Gobierno cree contar con blindado italiano».

En esos días, el senador chileno Domingo Santa María recibió estas informaciones de compatriotas suyos radicados en Lima:

« Carta de Rafael Vial de 28 de febrero:

La opinión pública se pronuncia aquí cada vez más en contra nuestra. A esto, contribuyen odios inveterados, la proximidad del período electoral, la falta de energía de Prado. La opinión pública está por la guerra y decide a ella el carácter definitivo que se atribuye a nuestra ocupación del litoral boliviano, que es un golpe de muerte para su salitre. »

y el 5 de marzo (1879):

« El tratado existe, Riva Agüero lo leyó a Miró Quezada. Su existencia no les importa, lo unico que los mueve es el deseo de conservar el monopolio del salitre.
(…)
Desde ayer dicen que Prado está por la guerra. No lo creo. La fuerza de las cosas lo llevará a ella y la hará con excelente voluntad si consigue reforzar su escuadra».

Por su parte, Abelardo Núñez, el 15 de marzo escribía:

«La situación no ha cambiado ostensiblemente en este pais, pero es indudable que tratan de ganar tiempo y que se preparan con toda actividad. La prensa sigue con su tono verdaderamente belicoso y en los corrillos de las calles, cafés y trenes se habla por todo el mundo de la guerra a Chile como un hecho inevitable. Es verdad que estos sentimientos belicosos parece que no descienden al pueblo y que es la gente de levita la más exaltada; también que hombres serios como Rosas, Arenas, Osma, consideren una calaverada de dudoso provecho para el Perú mezclarse en la contienda al lado de Bolivia. En cambio el grueso del partido civilista es el más furioso por la guerra y sus órganos de prensa los que más nos atacan ».

(Ir al principio—>)

LAVALLE INFORMA A LIMA SOBRE LA OPINION PUBLICA EN CHILE

Cuando don José Antonio Lavalle llegó a Valparaíso el 4 de marzo, una concentración popular lo esperaba en el muelle aleccionada en su contra por un volante que circuló los días anteriores diciendo:

« El pueblo de Chile desea hacer comprender al plenipotenciario peruano que, ya como mediador oficioso, ya como juez inquisidor, su misión es ineficaz y odiosa. Con este objeto se convoca al pueblo de Valparaíso a un meeting para el martes 4, a las 8 de la noche, en la Plaza de la Independencia, a fin de hacer prácticas estas consideraciones y adoptar en presencia del enviado peruano una actitud digna de los hijos de Caupolicán y Lautaro».

El señor Lavalle se dirigió a su hotel por en medio de una multitud hostil y esa noche el consulado peruano en el puerto fue apedreado. Esa misma noche escribió a Lima:

« Valparaíso, Marzo 4 de 1879

Señor Ministro:

Aunque en las pocas horas que he pasado hasta este momento en este puerto, no me ha sido posible conocer sino por medio de ajenas impresiones i por el órgano de su prensa, el verdadero cuadro de la opinión pública de este pais, creo no estar fuera de la verdad en esponer a V. S.

1º que el Gobierno desearía entrar en un arreglo cualquiera que le permitiese evitar la guerra con nosotros, siempre que se le facilitase la conservacion de la posesion de los territorios hoi ocupados;

2º que ese es el sentimiento de la gente sensata i acomodada que tiene que perder en caso de guerra, i a la que no se le ocultan los graves perjuicios que Chile sufriría en una ruptura con el Perú, cuyas consecuencias no pueden preveerse;

3º que la masa popular movida por algunos ajitadores nos es enteramente hostil i hostil tambien a todo avenimiento pacífico;

4º que toda la prensa de este pais nos es completamente adversa i adversa tambien a toda idea de arreglo, que estima en su simple enunciacion como un ultraje a la honra de Chile;

5º que el verdadero objetivo de los preparativos bélicos de Chile, son el Perú i no Bolivia, a la que prestan poca atencion.

Sin dar a estas opiniones el caracter de definitivas, creo de mi deber hacerlas llegar al conocimiento de V. S. , repitiéndome de V. S. señor Ministro, mui atento y obediente servidor.

J. A. de Lavalle

Al señor Ministro de Estado en el despacho de Relaciones Esteriores.

Luego de los primeros encuentros con sus conocidos en Santiago, Lavalle escribió lo siguiente a su gobierno:

« Santiago, 7 de marzo de 1879.

Se habla generalmente en este pais de la existencia de un tratado secreto entre la República del Perú y la de Bolivia. Esta general y ya arraigada creencia es lo que principalmente ha causado la exacerbacion de las pasiones en nuestra contra, (…)
Ruego a V. S. que se sirva trasinitirmelas (las instrucciones) á la brevedad posible, para arreglar á ellas estrictamente mis procedimientos, previniendo entre tanto á V. S., que la sospechada existencia de ese convenio es la causa principal de la prevencion con que aqui se mira la participacion amistosa del Perú en la cuestion chileno-boliviana.
(…)
J. A. De Lavalle. »

(Ir al principio—>)

INSTRUCCIONES DE IRIGOYEN SOBRE EL TRATADO SECRETO

El canciller Yrigoyen amplió nuevamente sus instrucciones con la nota que sigue:

« Lima, Marzo 8 de 1879.
(…)
V. S. debe manifestar verbalmente, si tal observación se le hace, que en realidad existe un Tratado; pero que ello, no obstante, si Chile retirase sus fuerzas del litoral boliviano, que, como V. S. sabe, es la condición esencial de nuestra mediación, el Perú no se vería ya obligado a su cumplimiento
(…)
sino que pondrá a aquel Gobierno (el de Chile) en la necesidad de aceptar la justicia y la paz, o declararse por una lucha temeraria, que nada entonces justificaría, y cuyas consecuencias no es dado preveer.

“M. Yrigoyen”».

Aquí plantea informar a Chile que el Perú tomaría parte en la guerra apoyando a Bolivia si Chile no desocupaba el litoral boliviano; es decir, se pondría en ejecución la “mediación armada” que propiciaba Riva Aguero en 1873.

(Ir al principio—>)

PINTO PLANTEA LA INTERNACIONALIZACIÓN DEL TERRITORIO EN DISPUTA

La primera conferencia de Lavalle con la cancilleria chilena se realizó el dia 11 de marzo de 1879, pero Pinto le pidió una entrevista privada antes de conferenciar con el ministro. Lavalle informó sobre ésta a su cancillería:

« Santiago, 11 de Marzo de 1879.
(…)
señalando por último, como el nudo de la cuestión, la ocupación del litoral boliviano por las fuerzas chilenas, durante la cual Bolivia no podía posiblemente tratar directa ni indirectamente con Chile, ni el Perú proponérselo sin inferirle un ultraje.
(…)
Entonces, contestó S. E. tendremos que apelar al hanseatismo que proponía D. M C
(…)
le dije, que sin instrucciones de mi gobierno para ello, sin autorización para proponerle nada y mucho menos para firmar, creía que no habría mengua, ni para Chile ni para Bolivia. en arribar a las siguientes conclusiones:

“1º Que Chile desocupe el litoral boliviano, declarándose ese territorio aislado, mientras un arbitro determinase a quien pertenece el dominio real.

“2º Que se constituyese en él una administración municipal autónoma, (…)
“3º Que los productos fiscales de ese territorio se aplicarían a las necesidades de su administración y el excelente, si lo hubiese, se dividiría entre Chile y Bolivia. |
(…)
“J. A. de Lavalle”.».

Esta nota no tuvo respuesta.

—:—

(Ir al principio—>)

LA PRIMERA CONFERENCIA DE LAVALLE CON EL MINISTRO FIERRO

La primera conferencia entre Lavalle y el canciller Fierro se realizó el mismo día 11, en un ambiente caldeado por los rumores sobre el tratado secreto y las noticias sobre los preparativos bélicos del Perú.

Fierro preguntó al diplomático peruano por la existencia del tratado secreto, éste respondió

« que nada sabía de él, que no podía existir puesto que fue Presidente de la Comisión de Negocios Exteriores del Senado de su país en las legislaturas de 1873 y siguientes y nunca lo oyó mencionar».

a pesar de que lo conocía muy bien, pues recibió una copia a su salida de Lima y en la reunión que decidió su misión, no se habló de otra cosa.

Fierro oyó cortésmente la evasiva; rehusó las diversas proposiciones insinuadas por Lavalle, que lo confirmaron en su mala impresión sobre la actitud del Perú. El ministro chileno sabía muy bien que el señor Lavalle estaba mintiendo y se limitó a manifestar que no estaba dispuesto a desocupar Antofagasta mientras no se llegara a un nuevo acuerdo definitivo con Bolivia, y el mismo día telegrafió a Godoy:

« Si el Perú no tiene el animo de mantener la actitud que sagrados deberes le imponen, será preciso que asi lo declare y que asuma la responsabilidad de sus actos».

Por su parte, el ministro chileno en Lima, Joaquín Godoy, telegraafió el 12 de marzo:

« Al Perú le conviene aplazar el momento de tomar una decisión, porque ella tendrá que ser de intervención armada».

El mismo día 12, Fierro insistía ante Godoy (Ver—>)

«Santiago, marzo 12 de 1879

Como V.S. comprenderá, interesa sobremanera a mi Gobierno tener un conocimiento exacto del tratado de alianza entre Perú i Bolivia que se dice ajustado el 6 de Febrero de 1873 i aprobado por las Cámaras de ambas repúblicas en el curso del mismo año.
(…)
Reitero pues, a V.S., mui encarecidamente, la recomendacion que antes le fue hecho, de hacer cuanto sea posible para adquirir una copia de aquel pacto, o, a falta de ella, un conocimiento fiel de sus disposiciones, que nos permita basar en él nuestros procedimientos ulteriores. En ese sentido, no debe escusar V.S. diligencia, gastos ni sacrificios.
(…)
Alejandro Fierro»

(Ir al principio—>)

BOLIVIA OFICIALIZA LA GUERRA DESDE LIMA PARA IMPEDIR QUE CHILE SE ARME.

Desde la llegada del señor Serapio Reyes Ortiz a Lima el 16 de febrero, el presidente Prado trató de soslayar la toma de una decisión. Por fin, el 12 de marzo don Serapio Reyes Ortiz pudo mandar el mensaje que tan ansiosamente esperaba el gobierno de La Paz desde hacía más de un mes:

«Pérez compra negocio bajo absoluta reserva. Flor no garantiza ni vende».

Esto, en la clave telegráfica convenída, quería decir:

« El Perú acepta la alianza bajo absoluta reserva. El ministro de la República Argentina no se adhiere ni la rechaza».

¿Por qué la referencia explícita a la Argentina? Seguramente, aunque no consta en ninguna parte, el plenipotenciario argentino en Lima participó en una reunión sin comprometerse.

En una nota de la misma fecha amplió la información:

« Son las dos de la tarde en que regreso de haber tenido una conferencia con el señor Ministro de Relaciones Exteriores. El Gobierno del Perú acepta la alianza, bajo la más absoluta y escrupulosa reserva. El ministro me ha dicho que la República Perú en ningún momento abandonará a Bolivia, pero que es necesario agotar los medios conciliatorios de parte suya, antes de presentarse como aliada, que nada espera de la misión Lavalle, pero que aún cuando fracase intentará otros medios, a fin de que la guerra sea, verdaderamente, el último extremo que se emplee.

En esa conversación el señor Irigoyen explicó que el Perú habría declarado la guerra a Chile tan pronto como su colaboración fue requerida por Bolivia, pero que si no lo hizo fue simplemente porque no estaba preparado y carecía de recursos flnancieros. Manifestó que era urgente que la declaratoria de guerra la hiciese Bolivia para formalizar el conflicto y evitar que Chile púdiese adquirir más recursos bélicos en el exterior ».

Ese mismo día fueron anuladas las instrucciones sobre avisar a Chile que Perú sería “mediador armado” si Chile no desocupaba el territorio boliviano:

« Telegrama 4.15 P. M.

Lima, Marzo 12 de 1879.

Irigoyen a Lavalle – Santiago.

Últimas instrucciones, Marzo 8, no corren.»

Tomada la decisión de honrar el pacto secreto, se consideró de mucha urgencia la formalización del estado de guerra entre Bolivia y Chile para evitar que Chile pudiese adquirir recursos bélicos en Europa o EE. UU. Para ganar tiempo y a sugerencia de la cancillería de Torre Tagle, el señor Zoilo Flores dirigió una circular a (Ver—>) los diplomáticos acreditados en la capital peruana:

« Lima, 12 de marzo de 1879
(…)
(Chile) ha declarado a Bolivia una guerra inusitada ante la civilizacion moderna, apoderandose de hecho i a titulo de reivindicacion, del territorio comprendido entre los paralelos 23 i 24 del litoral sur, que ha pertenecido siempre a Bolivia, (…)
El gobierno de Bolivia que, inspirado siempre en las fuentes de un americanismo bien entendido ha llevado su proposito de confraternidad con sus vecinos al estremo de sacrificar en aras de ella hasta su propia integridad, cediendo al mismo Chile tres grados geograficos en el sur
(se refiere al territorio entre los grasdos 24 y 27), no ha podido mirar con desden el ultraje que éste acaba de inferir a su soberania i ha aceptado la guerra que le ha declarado de hecho, apoderandose de su territorio, a titulo de reivindicacion.
(…)
me apresuro a comunicarlo a ______ suplicandole que tome nota de esta desgraciada emergencia, esperando de su benevolencia que lo anticipe a su gobierno mientras llega la oportunidad de hacerse por el mio la notificacion directa en la forma que el derecho internacional tiene establecida.
(…)
Z. Flores.».

Esta nota declara que Bolivia había cedido a Chile el territorio entre los grados 24 y 27 para justificar más adelante su “recuperación”, apoderándose así de las salitreras de Taltal.

Zoilo Flores recibió una reprimenda de Daza, presidente de Bolivia, por haber actuado sin haber sido autorizado por él, pero ya era tarde. Y debido a que los dipomáticos de las potencias estaban acreditados ante Lima y no ante Ls Paz, ignoraron la comunicación.

El 14 de marzo se efectuó una conferencia oficial entre el canciller peruano, el plenipotenciario Reyes Ortiz y el representante de Bolivia, quién hace el siguiente relato en una carta dirigida en julio al gobierno de La Paz:

« En esa conversación el señor Irigoyen explicó que su Gobierno creía llegado el “casus faederis” y estaba resuelto definitivamente a tomar parte directa en el conflicto, en cumplimiento del Tratado de alianza;. pero que la mutua conveniencia aconsejaba guardar absoluta reserva sobre la participación del Perú en esta contienda, pues que necesitaba de treinta días, cuando menos, para completar sus preparativos bélicos por mar y por tierra y, sobre todo, porque se menoscabaría hondamente la lealtad y el decoro del Perú si llegaba a traslucirse la declaración oficial que nos hacía teniendo al mismo tiempo, como tenía, una misión especial en Santiago procurando una solución pacífica al conflicto de Chile con Bolivia.».

(Ir al principio—>)

LAVALLE EXPONE A LIMA LAS CONDICIONES CHILENAS PARA ACEPTAR LA MEDIACIÓN

El 18 de marzo, sin saber de las decisiones en Lima ni de la circular de Zoilo Flores, Lavalle expuso en esta nota a su gobierno las condiciones de Chile para aceptar la mediación y solicitó nuevas instrucciones:

« Santiago, 18 de Marzo de 1879.
(…)
Paréceme, señor Ministro, que nuestra mediacion ha sido aceptada en principio; (…)
La base señalada por V. S. en sus instrucciones de 22 de Febrero, y á la que se contrae V. S. nuevamente en su oficio de 26 que contesto, es precisamente la gran dificultad de la negociacion y lo que la tiene hasta hoy paralizada, (…) y esa base, es de imposible aceptacion por el Gobierno de Chile; no hay razon, no hay argumento, que pueda convencer á este Gobierno de la conveniencia de dar ese paso, y marche V. S. En sus determinaciones ulteriores con la conviccion de que Chile no retirará sus fuerzas del litoral boliviano, sino ante la decision de un árbitro o bajo la presion de la fuerza.
(…)
Parece que V. S. juzga posible, que la mediacion del Perú se ejerza sobre la base de retrotraer las cosas al estado en que se hallaban la víspera del 14 de Febrero del corriente año. Eso no es posible. Chile las ha retrotraido, no al punto en que se hallaban ese dia, sino al punto en que se encontraban antes del Tratado de 1866. La cuestion no es averiguar si Bolivia tuvo ó no derecho para imponer la produccion del salitre, ni si tuvo o no derecho para anular el contrato con la compañia salitrera, sino si tiene ó no derecho á la posesion efectiva, al dominio real del territorio comprendido entre los grados 23 y 24 de latitud sur. Esta es la cuestion.
(…)
(Chile) Convendria en someter esa cuestion á un arbitraje, conservando la posesion de los territorios en cuestion mientras el árbitro decidiese, por conservar la paz con el Perú y nada mas. Sírvase pues V. S. fijar la política de nuestro Gobiemo teniendo presente estos tres puntos:

1.° el Gobierno de Chile no quiere la guerra con el Perú;

2.° el Gobierno de Chile no desocupará el litoral boliviano, sino por una sentencia arbitral ó por la presion de la fuerza;

3.° el Gobierno de Chile no someterá á un arbitraje, sino la cuestion de dominio real sobre los territorios comprendidos entre los grados 23 y 24 de latitud sur.

Agregaré á V. S. que el Gobierno de Chile estaria perfectamente dispuesto á entenderse con el de Bolivia para adquirir la posesion pacífica de esos territorios mediante una indemnizacion pecuniaria, (…)
J. A.de Lavalle».

Esta nota tampoco tuvo respuesta.

(Ir al principio—>)

CHILE EXIGE AL PERÚ LA DECLARACIÓN DE NEUTRALIDAD

Fierro no había podido exigir al gobierno peruano la declaración de neutralidad, de acuerdo con las normas del derecho internacional, porque aún no estaba oficialmente declarado el estado de guerra entre Bolivia y Chile. Junto con recibir la circular de Zoilo Flores, telegrafió el 14 de marzo a Godoy:

« Pida neutralidad inmediatamente».

Godoy comprendió ue el paso importaba la declaración de guerra, y pidió confirmación. La cancillería reitero la orden y Godoy dirigió al gobierno peruano la siguiente nota:

«Lima, Marzo 17 de 1879.

Son notorios los aprestos bélicos que ha empezado á hacer el Gobierno de V. E. desde que estalló el conflicto chileno-boliviano: (…)
Al lado de todos estos indicios de una actitud belicosa, no explicada por la existencia de peligro alguno conocido que amenace la honra, la integridad ó los intereses de la República, no es dable dejar de considerar con recelo, en una porcion al menos del pueblo, el estallido expontáneo ó sugerido, de sentimientos de hostilidad hacia Chile, sentimientos a que acremente dá diaria expresion, encendiendo los ánimos, exacerbando las pasiones y aún aclamando abiertamente la guerra,
(…)
amistad entre ambos Estados, es preciso añadir, todavia otro de extrema gravedad: la persuasion no combatida autorizadamente por nadie hasta ahora, en que uno y otro pueblo estan de que el Perú se halla formalmente comprometido a hacer causa comun con Bolivia contra Chile, a virtud de un pacto secreto de alianza ofensiva y defensiva.
(…)
(Chile) Espera confiadamente que el Gobierno de V. E. dando testimonio de que al Perú no le son indiferentes ni la tradicional amistad con Chile, ni las mútuas conveniencias, ni los dictados de la justicia, no se negará á hacer formal declaracion de su neutralidad, desvaneciendo así todo motivo de desconfianza entre dos pueblos llamados á. vivir en perpetua armonía. – ‘
(…)
‘ Joaquin Godoy »

Las autoridades de Lima se vieron en los mayores apuros y la cancillería peruana evadió la respuesta, diciendo que se habían enviado instrucciones a Lavalle.

La nota de Godoy a la cancillería peruana exigiendo la neutralidad del Perú, produjo una profunda impresión al presidente Prado, que parece haber creído hasta el ultimo momento que Chile retrocedería delante de la guerra con Bolivia y el Perú, que según todas las probabilidades aprovecharía la Argentina para imponer sus exigencias en la disputa de limites en la Patagonia. Pidió a Godoy una conferencia, que se verificó el día 21 en Chorrillos. Prado, paseándose muy nervioso, preguntó

–¿Qué significa esta nota?

Godoy responde amistosamente

La neutralidad o la guerra, general.

Prado recordó los grandes afectos que lo ligaban a Chile, en lo cual no mentía, y el hecho efectivo de que su fortuna personal estaba radicada en un establecimiento carbonífero en el sur de este país.

Respondió Godoy.

— Diga usted dos palabras, “seré neutral”, y todo se arreglará entre Chile y Perú,

Contestó el mandatario:

¡No puedo, no puedo!,

–¿Por qué no puede, general?

porque Pardo (su antecesor en la presidencia) me ha dejado amarrado a Bolivia por un tratado secreto de alianza.

El mismo día 21 telegrafió Godoy a la cancillería:

« Presidente me expuso no poder decidirse, tener tratado alianza con Bolivia; convocar congreso para decisión y encargar Lavalle de explicarse con nuestro gobierno. Encargo a Lavalle es evasiva para ganar tiempo. Continúan aprestos bélicos y excitación pública. Creo debo insistir en declaración inmediata y no obteniéndola pedir pasaportes».

Para seguir ganando tiempo, los gobernantes peruanos habían convocado al Congreso a reunirse a partir del 24 de abril, más de un mes más tarde, con el pretexto de que era el Poder Legislativo al que correspondía estudiar la declaratoria de neutralidad. También el ministro Irigoyen mostró a Godoy el tratado secreto argumentando que no tenía intenciones hostiles hacia Chile; éste telegrafió a Santiago sus cláusulas principales.

El sentimiento anti chileno habría derribado a Prado si hubiera declarado la neutralidad. Además del poderoso partido Civilista, que movido por sus intereses en la industria salitrera había empujado a Daza a romper con Chile y dominaba en la prensa, habría tenido que enfrentar a sus propios ministros (Corrales-Melgar, Mariano Felipe Paz Soldán y Manuel Irigoyen) que encabezaban la corriente guerrera. (Encina)

La prensa había exaltado a la opinión pública denunciando la expansión chilena a costa de “la “pobre Bolivia” y la halagaba con la necesidad de recuperar el predominio en el pacífico; alimentando el desprecio por Chile surgido después del bombardeo de Valparaíso y la victoria del Perú sobre España del 2 de mayo de 1866; la población de toda la república se reunía en mitines y exigía la guerra.

Al día siguiente de la reunión de Prado con Godoy, la cancillería peruana reactivó las instrucciones sobre amenazar a Chile con la mediación armada del Perú con el siguiente telegrama

« Telegrama 4.20 P. M.

Lima, Marzo 22 de 1879.

rigoyen a Lavalle – Santiago.

Instrucciones, Marzo 8, quedan vijentes.»

Este telegrama fue confirmado por una nota que amplía las instrucciones:

«ima, Marzo 22 de 1879.
(…)
Asi, llegado el caso, debe V. S. manifestar verbalmente a ese Gobierno la realidad del tratado que no puede hacerse público sin previo acuerdo del Gobierno de Bolivia. Pero conviene observar de una manera especial que dicho pacto tiene un caracter jeneral i que por consiguiente no figura en él la República de Chile, i que ademas solo tiene un caracter defensivo, (…)
M. Irigoyen»

(Ir al principio—>)

LA VALLE DICE QUE EL PERÚ NO DEBE NO PUEDE NI QUIERE SER NEUTRAL

Volvió Pinto a tomar en sus manos la negociación el dia 24 y pidió a Lavalle que el Perú declarase la neutralidad como requisito para aceptar su mediación. Lavalle elevó el informe que sigue a su cancillería:

« “Santiago, 25 de Marzo de 1879.
“(…)
Acudí a su cita a la hora señalada y recibido por él (Pinto), me expuso que estaba profundamente disgustado, porque acababa de tomar algunas medidas relativas a la guerra con el Perú; que no se resignaba a la idea de que tuviésemos una guerra, que nada exigía, ni ningún interés justificaba; (…) pero que la actitud del Perú exigía que Chile tomase una resolución; que el Perú se presentaba como mediador; pero como mediador armado y próximo a ser beligerante; que con ese carácter, cualesquiera proposiciones que hiciese tenían el carácter de conminatorias (…) que la opinión pública —nó la de vocingleros ni de charlatanes, sino de los hombres serios y respetables— le exigía una resolución; que con razón o sin ella, los marinos y hombres de guerra de Chile, creian el momento propicio para acometer al Perú, por considerarse hoy más fuerte Chile, y que era muy grave la responsabilidad en que él incurría, si impulsado por sus deseos pacíficos y amistosos, aplazase la decisión del asunto, y el rompimiento tuviese lugar, al fin, en otras condiciones para Chile; y que, por tanto, deseaba, que yo pidiese a mi Gobierno una declaración de neutralidad absoluta.
(…)
Alargaría indefinidamente este despacho, si dijese a V. S. todo cuanto expuse a S.E., del cual me separé, ofreciéndole trasmitir a mi Gobierno sus deseos; pero asegurándole nuevamente, por mi parte, que esa declaración de neutralidad del Perú que solicitaba, el Perú no debía, no podía, ni quería hacerla, y que veía con profundo dolor, que las cosas se acercaban a un doloroso y sangriento término.
(…)
El señor Lastarria indicó un plan de arreglo, que, tanto el señor Paz Soldán como yo, encontramos conveniente,
(…)
J. A. de Lavalle”.

—:—

(Ir al principio—>)

ULTIMA CONFERENCIA DE LAVALLE CON FIERRO

En esos instantes, los destinos de Chile pendían de un hilo, pues todo inducia a suponer que si Perú alcanzaba la superioridad naval, entraría la Argentina a la guerra.

Pinto quedó muy disgustado por la actitud del Perú que había manifestado Lavalle y puso término a su actuación personal, maldiciendo la guerra que detestaba con toda el alma, pero resuelto a echarse encima el grueso fardo que, por su cargo, le correspondía en los sacrificios y en las responsabilidades que iba a imponer, y dejó que actuara la cancillería.

La cancillería chilena ordeno a Godoy que exigiera la declaración inmediata de la neutralidad, y con fecha 25 telegrafió al ministro de la Guerra, quien estaba en Antofagasta:

« Tenga lista la escuadra. Avise si falta algo».

Godoy cumplió la orden de la cancillería el día 26 de marzo. El gobierno peruano contestó que no podía declarar la neutralidad sin autorización del congreso, que estaba citado para sesiones el 24 de abril. Ese mismo día, Lavalle había enviado el siguiente telegrama en clave:

«(10 A. M.)
Valparaiso, Marzo 26 de 1879

Lavalle a Presidente – Lima

(Traducción)
En situacion de prolongar negociaciones o apresurar rompimiento, pregunto ¿qué conviene?».

El mismo día recibió la respuesta, también en clave:

«(4.10 P.M.)

Lima Marzo 26 de 1879

Irigoyen a Lavalle – Valparaiso

(Traducción)
rolongar »

El 31 de marzo, Lavalle hizo una visita a la cancillería y leyó la copia del tratado de 1873 que había traído consigo al embarcarse, que dijo recién recibida. Permitió a Fierro tomar apuntes de sus clausulas fundamentales sin darle copia. (Ver—>) Informe a su Cancillería.

(Ir al principio—>)

EL CONSEJO DE ESTADO DECIDE LA GUERRA

Rl 28 de marzo Fierro había telegrafiado a Godoy para que preparara una “nota fundada” declarando que el Perú asumió el carácter de beligerante desde que se negó a declararse neutral por tener un tratado de alianza con Bolivia, y pidiendo sus pasaportes, para ser presentada al momento recibir un cable con la palabra «proceda».

El presidente de la República reunió al Consejo de Estado el 1° de abril e 1879 en sesión secreta, a la cual no se permitió asistir ni al secretario. Presidio Pinto y asistieron los consejeros Antonio Varas, Santos Lira, José Salamanca, el general Pedro Godoy, José A. Gandarillas, José Victorino Lastarria y Domingo Santa Maria. Estaban presentes los ministros Prats, Blest Gana, Zegers y Fierro.

El ministro Fierro leyó el mensaje de un proyecto de ley, en el cual se solicitaba la autorización del congreso para declarar la guerra al Perú y a Bolivia.

Todos los Consejeros, lamentando la guerra como la mayor calamidad que podía caer sobre Chile, estuvieron conformes en que, dada la existencia del tratado secreto de 1873 y la negativa del Perú a declarar la neutralidad, no quedaba otra alternativa que aceptar la guerra a que Chile era provocado. Don Antonio Varas puso término al cambio de ideas con estas palabras:

« Aunque la guerra es una desgracia, no podemos rehuirla, después de la forma como se ha conducido el Perú. (…). Acepto la guerra, porque la creo justa; allá veremos como la hacemos».

Antes de levantarse la sesión, el presidente exigió de todos los consejeros “promesa solemne de guardar estricto secreto”. Todos lo prometieron, pero el general Godoy se encontró en el patio de la Moneda con el periodista colombiano Ricardo Becerra, y dándole un efusivo abrazo le dijo:

« ¡Ya le declaramos la guerra al Perú!».

Cinco minutos mas tarde, el cable trasmitía la noticia a Buenos Aires. Antes de dos horas, dos suplementos, uno de “Los Tiempos” y otro de “Las Novedades”, la difundían en todo el país.

La confirmación de la existencia del tratado secreto de 1873 unió a todos los chilenos, inclusive los mas ardorosos pacifistas, en el propósito de castigar al Perú y colocarlo para siempre en la imposibilidad de atentar contra Chile. La reacción guerrera del pueblo chileno se desvió de Bolivia, que paso a ser un simple instrumento inconsciente de las arterías del Perú. La la befa, los insultos y el odio enconado a Chile, vestidos con el tropicalismo delirante de la prensa peruana, hicieron de trapo rojo que mantuvo fijo su norte durante toda a guerra. (Encina)

Un editorial del principal diario, “El Mercurio”, comentó:

« El General Prado al enviarnos al señor Lavalle con propuestas de mediación, mientras que por otro lado maniobraba para hacernos caer en una alevosa emboscada, ha procedido como digno jefe de un gobierno que por sus infidencias características, su proverbial falta de honradez y carencia absoluta de todo decoro, es la piedra de escándalo de todos los países de Europa y de América. Es preciso que la venganza sea tan terrible como el insulto y que los degenerados descendientes de los incas reciban el castigo que merecen por su traición cobarde, por su envidia ruin, por sus odios inveterados y gratuitos contra Chile, que generoso y magnánimo, corrió dos veces a libertarlos del ignominioso yugo que los oprimía».

(Ir al principio—>)

LAVALLE PIDE SUS PASAPORTES

Lavalle se enteró por los diarios chilenos y envió la siguiente nota a su gobierno

«Legacion del Perú en Chile. ‘
‘ SANTIAGO, 1.° de Abril de 1879.

Señor Ministro de Estado en el Despacho de Relaciones Exteriores.

Señor Ministro :

Por conducto de D. Vicente Pacheco, enviado como Correo de Gabinete por el señor Prefecto del Departamento de Tarapacá, recibí el estimable oficio de US. de 22 de Marzo, incluyendo la nueva clave que me remite US. y que ya no tiene objeto, por las razones que paso a explicar a V.S.

Por el recorte de diario que acompaño a US. tomado de «Las Novedades y que han reproducido todos los de la ciudad, vendrá en conocimiento, que el Consejo de Estado ha aprobado la declaracion de guerra al Perú; esto es, que el Poder Ejecutivo ha consultado al Consejo de Estado, si es llegado ó no el caso de declarar la- guerra al Perú y que el Consejo de Estado así lo ha acordado.

Este acontecimiento, que juzgo con fundamento ser cierto, pone término a mi mision. Mañana a primera hora pasaré al señor Ministro de Relaciones Exteriores la nota correspondiente, pidiéndole explicaciönes sobre el anuncio hecho por los diarios,y sup1icándole que en caso de ser cierto, como lo creo, me mande inmediatamente mis pasaportes, pues US. comprenderá, que no debo permahecer ni un momento mas acreditado cerca de un Gobierno, que consulta si es llegado ya el caso de declararnos la guerra.

(…)

J. A. De Lavalle.»

El mismo día Lavalle mandó la siguiente nota al ministro Fierro:

« LEGACIÓN DEL PERÚ EN CHILE.
Santiago,1° de abril de 1879

Señor Ministro:

El diario titulado LAS NOVEDADES, en un suplemento que publicó en la tarde de hoy y que han reproducido otros diarios de esta ciudad, asevera que el Gobierno de V.S. ha pedido el acuerdo del Consejo de Estado para declarar la guerra del Perú.

Noticia semejante, que la opinión general acepta sin discusión, me obliga a dirigirme a V.E. para inquirir seriamente lo que haya de cierto a ese respecto y rogarle que en el desgraciado caso de que tal determinación se hubiese tomado por el Gobierno de Chile, se sirva enviarme inmediatamente mis pasaportes; pues fácil le será comprender a V.E. que mis relaciones oficiales con su Gobierno habrían terminado con este hecho.

Esperando que V.E. se sirva contestarme con la prontitud que la gravedad del caso requiere, me es siempre grato reiterar a V.E. la expresión de la alta y distinguida consideración con que soy de V.E. muy atento y seguro servidor

J.A. de LAVALLE.
Al sr Don Alejandro Fierro, Ministro de Relaciones Exteriores de la República de Chile»

En el Mensaje leído por el ministro Fierro a las Cámaras el día 1 de abril de 1879, solicitando autorización para declarar la guerra al Perú, dijo:

« El 20 de enero del presente año (1879), el ministro de Relaciones Exteriores de Chile dirigió una nota a nuestro ministro en Lima, diciéndole, entre otras cosas, que si el gobierno boliviano insistiese, en no suspender los impuestos en el litoral, el gobierno de Chile se vería en la dolorosa necesidad de echar mano de todos los recursos que encuentre conveniente en amparo de los derechos e intereses que está obligado a proteger.

Para el caso de esta eventualidad sería conveniente conocer la actitud que conocería el Gobierno peruano e indagar si podríamos contar con su neutralidad y garantías. A fin de obtener estos datos, sería conveniente que Ud. conferenciase con S.E. el Presidente de la República y con el Sr. Ministro de Relaciones Exteriores, a quienes debería imponer de los antecedentes de este asunto.

El señor Godoy conferenció con S.E. el Presidente de la República en cumplimiento de las órdenes recibidas.

En nota de 12 de febrero último nuestro Ministro en Lima decía a este Gobierno que la neutralidad del Perú era una circunstancia con que podíamos contar, mientras el actual Presidente de la República pudiese dominar la situación».

Con el reconocimiento oficial peruano de la existencia de la alianza, el gobierno de Santiago obtuvo autorización del Congreso para declarar la guerra al Perú. La ley en tal sentido se aprobó el 2 de abril y fue promulgada el 3. Como consecuencia, el canciller chileno envió el cable «proceda» a Godoy y dirigió la siguiente nota al enviado peruano

« MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES.
Santiago, abril 2 de 1879.

Señor:

La manifestación hecha en estos últimos días al ministro chileno en Lima por el gobierno de U.S. de que no podía declararse neutral en nuestra contienda con Bolivia, por tener un pacto de alianza defensivo, que es el mismo que U.S. me leyó en la conferencia habida el 31 del pasado, ha hecho comprender a mi gobierno que es imposible mantener relaciones amistosas con el Perú.

Ateniéndose a la respuesta que U.S. me dio en la primera conferencia que tuvimos el 17 de marzo último, al contestar a la interrogación que le hice sobre si existía o no ese pacto, y en la que U.S. me aseguró que no tenía conocimiento de él, que creía que no existía y que esa pretendida convención no podía haber sido aprobada por el Congreso peruano en 1873, en que se decía ajustada y mucho menos en los años posteriores el que U.S. formó parte de la comisión diplomática; ateniéndose a esa respuesta, repito, mi gobierno ve que el de U.S., reservando el pacto a S.E. y a este gobierno, se ha colocado en una situación profundamente irregular.

Mi gobierno se ha sorprendido al saber que el del Perú proyectase y suscribiese ese pacto en los momentos en que manifestaba hacia Chile sentimientos de cordial amistad.

A ese acto misterioso, en que se pactó la reserva más absoluta, el gobierno de Chile contesta con elevada franqueza, que declara rotas las relaciones con el gobierno del Perú; y lo considera beligerante, a virtud de la autorización que a este efecto y con fecha de hoy ha recibido de los altos cuerpos del Estado.

Al enviar a U.S. sus pasaportes, me cumple asegurarle que se han impartido las órdenes convenientes, a fin de que se ofrezcan a U.S. para su regreso y al personal de la Legación permanente del Perú, todas las facilidades y consideraciones que le son debidas.

Con sentimientos de distinguida consideración, reitero U.S. las expresiones de alta estima con que soy de U.S. atento y seguro servidor.

Alejandro Fierro”.

Al señor don José Antonio Lavalle,
Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario del Perú».

PEsta nota de fecha 2 fue remitida a Lavalle el día 3, después de la promulgación de la ley, mismo día en que Godoy entregaba en Lima la “nota fundada”. Lavalle salio de Santiago para Valparaíso el día 3 de abril, acompañado de Patricio Lynch.

(Ir al principio—>)

LA DECLARACIÓN DE GUERRA A PERÚ Y A BOLIVIA

La noticia de la declaración de guerra causó enorme júbilo en todo Chile. La ley que autorizaba al gobierno a declarar la guerra fue promulgada el día 3 de abril, y el 5, aniversario de la batalla de Maipú, se expidieron dos decretos que fueron publicados por bando y comunicados a todas las provincias del país con la siguiente nota:

« Santiago, Abril 5 de 1879 –

Señor Intendente:

En virtud de la facultad que me confiere el número 18 del artículo 82 de la Constitución del Estado y la ley del 3 del presente:

He acordado y decreto:

El Gobierno de Chile declara la guerra al Gobierno del Perú.

El Ministro de Relaciones Exteriores comunicará a las naciones amigas esta declaración, exponiendo los justos motivos de la guerra; y el del Interior la hará llegar a noticia de los ciudadanos de la República, mandándola publicar con la solemnidad debida.

Dado en Santiago, el día 5 de Abril de 1879.

A. Pinto. -B. Prats. -Alejandro Fierro. -C. Saavedra. -J. Blest Gana. -Julio Zegers».

—:—

« Santiago, Abril 5 de 1879 –

Señor Intendente:

en virtud de la facultad que me confiere el número 18 del artículo 82 de la Constitución del Estado y la ley del 3 del presente:

He acordado y decreto:

El Gobierno de Chile declara la guerra al Gobierno de Bolivia.

El Ministro del Interior hará llegar esta declaración a noticia de los ciudadanos de la República, mandándola publicar con la solemnidad debida.

Dado en Santiago, el día 5 de Abril de 1879.

A. Pinto. -B. Prats. -Alejandro Fierro. -C. Saavedra. -J. Blest Gana. -Julio Zegers».

El 10 de abril se emitió un decreto cancelando las representaciones consulares

Ministerio de Relaciones Esteriores.
Santiago, abril 10 de 1879.

Habiendo declarado la guerra el Gobierno de Chile al del Perú con fecha 5 del presente mes,

Decreto:

Quedan cancelados los Exequátur otorgados a las Letras Patentes que constituían cónsules del Perú.

En Valparaíso, a don Luis E. Márquez;
En la Serena, a don Tito Melgar;
En Talcahuano, a don Silverio Brañas;
En Tomé, a don Enrique Pastor;

Comuniqúese, anótese i publíquese.

Pinto.
Alejandro Fierro.

El 12 de abril el ministro Fierro envió una circular a los representantes de Chile en el extranjero, donde hace un extenso análisis de las causas que motivaron la declaración de guerra.

(Ir al principio—>)

Fuentes
Sergio Villalobos R.: Chile y Perú: la historia que nos une y nos separa,
Francisco Antonio Encina: Historia de Chile
Roberto Querajazu C: Aclaraciones Históricas sobre la Guerra del Pacífico.
Jorge Basadre: La guerra con Chile
Pascual Ahumada M: Recopilación de documentos del la Guerra del Pacifico
Bolertin de la Guerra del Pacifico
Pedro Yrigoyen: La alianza de Peru Bolivia y Argentina y la declaración de guerra de Chile
Memoria Que El Ministro Yrigoyen Presenta Al Congreso Extraordinario De 1879

—oOo—

DOCUMENTOS

PRIMERAS INSTRUCCIONES A LAVALLE

« Ministerio de Relaciones Exteriores

Lima, febrero 22 de 1879.

“Señor D. José de Lavalle,

E. E. y Ministro Plenipotenciario en misión especial del Perú en Chile.

Nombrado V. S. Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en misión especial del Perú en Chile, conforme me fué grato comunicárselo en oficio de ayer, paso ahora a darle las instrucciones necesarias para el desempeño del delicado encargo que le ha confiado el Gobierno.

V. S. conoce ya el gravísimo hecho de la ocupación por fuerzas chilenas de Antofagasta, Mejillones y Caracoles; así como también el origen, ostensible a lo menos, que ha dado lugar a tan graves acontecimientos. Está impuesto igualmente V. S. que el gobierno, por conducto de las Legaciones de la República en Santiago y La Paz, ofreció sus buenos oficios desde antes que tuvieran lugar los deplorables acontecimientos a que he he cho referencia, y de que el Gabinete de Chile no ha tenido a bien aceptarlos, a juzgar por el telegrama que, con fecha 12 del corriente, dirigió a S. E. el Presidente nuestro Encargado de Negocios, señor Paz Soldán y Unáhue, y no obstante la conversación satisfactoria que al respecto tuvo en Valparaíso el expresado funcionario con el Ecmo. señor Pinto, Presidente de aquella República. (Ambos hechos constan en los documentos anexos).

Respecto de Bolivia, aún no se conoce en este Despacho el resultado de las gestiones que debe haber iniciado nuestro representante; pero a juzgar por la conversación oficial que en presencia de V. S. tuve ayer con el Plenipotenciario especial de aquella República señor Reyes Ortiz, es de esperarse que ellos serán aceptados.

Posteriormente a estos sucesos, y con fecha 15 del corriente, autoricé de nuevo a nuestro Encargado de Negocios en Chile, según verá V. S. en una de las copias adjuntas, para que si a su juicio y con el conocimiento que tenía de lo ocurrido, no se comprometiera el decoro de la República y del Gobierno, hiciera un esfuerzo para que fuera aceptada por Chile nuestra amistosa mediación; no habiendo aún trascurrido el tiempo necesario para que dicha comunicación haya llegado a su destino.

“Aunque habría sido quizá conveniente esperar el resultado de este nuevo y patriótico esfuerzo, en favor de la paz de dos repúblicas hermanas y de los muy altos intereses de esta parte de América y en especial de los del Perú, que están al mismo tiempo comprometidos; deseando el Gobierno agotar cuantos medios dignos y honrosos están a su alcance para evitar el escándalo y las funestas consecuencias tan innecesarias, ha resuelto enviar la misión extraordinaria y especial, de que ha sido V. S.. encargado, con la esperanza de que renovándose, por el órgano de un representante de tan alta gerarquía, los buenos ofícios y la mediación del Perú, sean éstos al fin aceptados. Tal es, pues, el objeto de la importante misión que el Gobierno confía a la ilustración y patriotismo de V. S.

Apareciendo la ocupación del litoral boliviano por fuerzas chilenas, como una consecuencia del decreto expedido por el Gobierno de La Paz, rescindiendo el contrato de la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta, y no siendo decoroso para Chile ni para Bolivia, ni posible por consiguiente, entrar en ningún arreglo pacífico, sin que queden antes removidos tan graves inconveniente por una y otra parte; propondrá V. S. a ese Gobierno, en caso que esta mediación fuese aceptada, el restablecimiento de los hechos al estado en que encontraban antes de los últimos acontecimientos, esto es, la desocupación del territorio de Bolivia, siempre que esta República esté dispuesta, por su parte, a suspender el mencionado decreto de rescisión y la ley por la que se gravó con diez centavos la exportación de todo quintal de salitre que haga la Compañía de Antofagasta, y el consiguiente sometimiento de estas diferencias al arbitraje que ambos Gobiernes tuviesen a bien constituir.

A esto deben dirigirse los esfuerzos de V. S. y hará valer, con tal fin, cerca de ese Gobierno, con la circunspección y altura necesarias, las consecuencias funestas que inevitablemente tiene que producir la guerra a ambos países y los demás peligros a que muy bien puede conducir la actual situación, y, en general, todas las consideraciones que S. E. el Presidente y yo hemos manifestado a U. S., en el curso de las detenidas conversaciones que hemos tenido.

Lo expuesto debe hacer comprender a V. S.. que, la aceptación por parte de Chile de nuestra mediación, debe ser precisamente sobre la base de la desocupación del litoral boliviano; pues mientras este hecho no se realice, Bolivia, que mira justamente en aquella ocupación un ultraje a su soberanía, sería imposible que aceptase ningún medio de avenimiento, ni el gobierno se prestaría tampoco a proponérselo. Toda negativa, pues, a este respecto del Gabinete de Santiago, tendría la muy clara significación de no hallarse dispuesto a entrar en el camino de la equidad y prudencia; y haría enteramente inútil todo acto posterior oficioso de parte del Perú.

“Acompaño a U. S., además de los documentos de que he hecho referencia, los diversos tratados de límites que se han celebrado entre Chile y Bolivia y la correspondencia cambiada entre el Encargado de Negocios de Chile en La Paz y el Ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia, desde que tuvo origen esta fatal cuestión, hasta el momento en que el señor Videla pidió sus pasaportes. Van también adjuntas, copias de las notas dirigidas por este Despacho, a las Legaciones de la República en Santiago y La Paz, en que verá V. S. los esfuerzos hechos por esta Cancillería para evitar el rompimiento que desgraciadamente ha tenido lugar.

“Creo necesario llamar la atención de V. S. hacia la circunstancia de que, habiendo sido anulado por el Gobierno de Chile, según lo declaró su representante en La Paz, el Tratado de 1874, deberían haber quedado las relaciones entre ambos países sujetas al anterior Tratado de 1866, por el que se reconocía igual mente a Bolivia derecho y soberanía sobre el grado 23; la ocupación de Antofagasta, Mejillones y Caracoles, no se puede mirar, por tanto, como una consecuencia precisa y obligada de aquella declaración.

“Cualquiera que sea e! resultado que obtenga V. S. lo comunicará inmediatamente por cable, haciendo uso de la clave que le adjunto; y continuará en su puesto, esperando las instrucciones que se le dirijan por este Despacho. Finalmente, debe V. S. en todo caso, dar cuenta detallada de sus gestiones ante este gobierno y del curso probable de los sucesos.

“Dios guarde a V. S.

“M Yrigoyen”.».

—:—

(Ir al principio—>)

Fuente

Pedro Yrigoyen: La alianza de Peru Bolivia y Argentina y la declaración de guerra de Chile

—oOo—

NUEVAS INSTRUCCIONES AL MINISTRO LAVALLE

« Ministerio de Relaciones Exteriores

Lima, febrero 26 de 1879.

“Señor D. José de Lavalle,

E. E. y Ministro Plenipotenciario en misión especial del Perú en Chile.

Entre las instrucciones comunicadas a V. S. por este despacho con fecha 22 del corriente, figura, como condicion principal de la mediacion ofrecida por el gobierno del Perú al de Chile, la previa desocupacion del litoral boliviano por las tropas chilenas; i ya antes he espresado a V. S. los fundamentos de derecho y de conveniencia de este arreglo amistoso en que aquella indispensable condicion se apoya.

Pero es preciso estudiar con tiempo los argumentos que puede oponer a esto el Gobierno chileno, a fin de evitarlos i de ofrecerle todas las facilidades posibles que pueden conducir a aquel gran resultado.

La principal razon que puede dar aquel gobierno para oponerse a la desocupacion, en el caso de no rechazar la mediacion que va V. S. a ofrecer a nombre del Perú, consistira probablemente en que, dejando sin fuerzas chilenas los pueblos que hoi estan ocupados por ellas, sobrevendrían dos dificultades de distinta naturaleza: consiste la primera en el temor, de que tal vez pudiera alegar Chile, de que Bolivia no espere tranquilamente el arreglo definitivo i que ejerza actos de jurisdiccion contrarios al tratado de 1874; i la segunda, en la falta de garantia que podria alegar, en que quedarian las vidas e intereses de los chilenos habitantes del litoral boliviano, inmediatamente despues que se retirara la fuerza que hoi la ocupa.

La primera de las observaciones desapareceria por completo ofreciendo el Perú su garantia más eficaz de que Bolivia esperara y se sometera al arreglo; o eligiendo Chile la garantia de que cualquier otro gobierno amigo, que siendolo tambien de Bolivia, mereciera la entera confianza de ambos; lo que indudablemente se podria conseguir entre los numerosos Estados que mantienen relaciones con ambas repúblicas.

Respecto del segundo punto, esto es, los desórdenes que pudieran sobrevenir al retirarse las tropas chilenas del litoral boliviano, seria ya un asunto mui secundario i facil de arreglar, una vez aceptada la mediacion bajo la base de rtetrotraer las cosas al estado en que se hallaban la víspera del 14 de febrero. Nada seria más sencillo, en efecto, que conciliar los medios de conservar el orden público en Antofagasta, Mejillones i Caracoles i de ofrecer garantias a sus habitantes, mientras se arribase a un arreglo, cuya cualidad esencial seria la rapidez con que debiera hacerse; i aun para esto i si ese Gobierno lo creyere necesario, podria V. S. igualmente ofrecer la garantia del Perú. Suprimidos asi los mayores inconvenientes que pueden embarazar la accion de la mediacion, nada seria mas posible que arribar a un avenimiento pacífico i recíprocamente ventajoso sin lastimar los intereses de aquellas dos repúblicas ni los del Perú ni las demas naciones.

Llegado el caso sírvase V. S. encarecer, con la debida dignidad, al Excmo. señor Ministro de Relaciones Esteriores de esa República, el valor de las espresadas facilidades en favor del arreglo, i tome nota de los argumentos que se digne hacerle aquel funcionario i comuniquemelos inmediatamente.

Dios guarde a V. S.

M. Irigoyen ».

—:—

(Ir al principio—>)

Fuente

Pedro Yrigoyen: La alianza de Peru Bolivia y Argentina y la declaración de guerra de Chile

—oOo—

CARTA DE LAVALLE SOLICITANDO INSTRUCCIONES SOBRE EL TRATADO SECRETO

« Santiago, 7 de marzo de 1879.

Al Sr. Minístro de Estado en el Despacho de Relaciones Exteriores.

Se habla generalmente en este pais de la existencia de un tratado secreto entre la República del Perú y la de Bolivia. Esta general y ya arraigada creencia es lo que principalmente ha causado la exacerbacion de las pasiones en nuestra contra, que últimamente se ha manifestado con tanta intensidad; pues suponen traicion de nuestra parte, el presentarnos como mediadores entre Bolivia y Chile, cuando estamos obligados â seguir á la primera, en sus hostilidades hacia la segunda.

A todas las personas, y no son pocas ni poco caracterizadas, que sobre este punto me han hablado, me he limitado á asegurarles, que pacto semejante no se ha sometido a la aprobacion del Congreso del Perú, en ninguna de las legislaturas correspondientes a los años de 1874, 76 78, en que he tenido el honor de presidir la Comision Diplomática de ese Congreso –lo que es la verdad- indicando que quizás se da el caracter de pacto secreto de alianza, a cierta convención de transito de tropas, que se celebró en 1874, segun recuerdo, entre el Perú y Bolivia.

Mas, antes de anoche en una larga conversacion que tuve con mi excelente amigo el señor don Domingo Santa Maria, persona altamente colocada en este pais, me dijo que sospechaba que el Gobierno de Chile, prévia toda discusion, me exigiria una explicacion categórica y terininante, sobre la existencia del pacto en cuestion, de cuya explicacion era posible que dependiese la continuacion ó la ruptura de toda negociación.

El caso no ha llegado aún, y si llegase antes de recibir instrucciones de V. S., me limitare a contestar, que no teniendo conocimiento del convenio en cuestion, pediré a V. S. los datos y las instrucciones convenientes.

Ruego a V. S. que se sirva trasinitirmelas á la brevedad posible, para arreglar á ellas estrictamente mis procedimientos, previniendo entre tanto á V. S., que la sospechada existencia de ese convenio es la causa principal de la prevencion con que aqui se mira la participacion amistosa del Perú en la cuestion chileno-boliviana.

Esperando una pronta y precisa contestacion de V. S. a este respecto, reitérome de US

Señor Ministro, muy atento servidor.

J. A. De Lavalle. »

—:—

Fuente

Pedro Yrigoyen: La alianza de Peru Bolivia y Argentina y la declaración de guerra de Chile

Otra versión de la Carta de José Antonio de Lavalle sobre existencia del Tratado secreto

«Legación del Perú en Chile

Santiago, 7 de marzo de 1879.

Al Sr. Ministro de Estado en el Despacho de Relaciones Exteriores.

Señor Ministro:

Se habla generalmente en este país de la existencia de un Tratado secreto entre la República del Perú y la de Bolivia, pretendiendo algunos, que a ese pacto está también adherida la Argentina, y otros, que, habiendo rehusado ésta su adhesión, quedó sólo existente entre las primeras nombradas. Fúndase esta creencia en una carta del General Daza, Presidente de Bolivia, al Gobernador de Antofagasta, interceptada cuando las fuerzas chilenas ocuparon ese puerto; en comunicaciones del Ministro de Chile en Lima; y, algunos suponen, que en aseveraciones del señor Piérola (lo que no me consta), yéndose hasta asegurar que existen en la Cancillería chilena copias textuales de dicho Convenio.

Esta general y ya arraigada creencia es lo que principalmente ha causado la exacerbación de las pasiones en nuestra contra, que últimamente se ha manifestado con tanta intensidad; pues supone traición de nuestra parte, presentarnos como mediadores entre Bolivia y Chile, cuando estamos obligados a servir a la primera, en sus hostilidades hacia la segunda.

A todas las personas, y no son pocas ni poco caracterizadas, que sobre este punto me han hablado, me he limitado a asegurarles, que pacto semejante no se ha sometido a la aprobación del Congreso del Perú, en ninguna de las legislaturas correspondientes a los años de 1874-76, y 78, en que he tenido el honor de presidir la Comisión Diplomática de ese Congreso, lo que es la verdad, indicando que quizás se da el carácter de pacto secreto de alianza, a cierta convención de transito de tropas, que se celebró en 1874, según recuerdo, entre el Perú y Bolivia.

Mas, antes de anoche en una larga conversación que tuve con mi excelente amigo el señor don Domingo Santa María, persona altamente colocada en este país, me dijo que sospechaba que el Gobierno de Chile, previa toda discusión, me exigiría una explicación categórica y terminante, sobre la existencia del pacto en cuestión, de cuya explicación era posible que dependiese la continuación ó la ruptura de toda negociación.

El caso no ha llegado aún, y si llegase antes de recibir instrucciones de U.S., me limitaré a contestar, que no teniendo conocimiento del convenio en cuestión, pediré a U.S. los datos y las instrucciones convenientes.

Ruego a U.S. que se sirva trasmitírmelas a la brevedad posible, para arreglar a ellas estrictamente mis procedimientos, previniendo entre tanto a U.S., que la sospechada existencia de ese malaventurado convenio es la causa principal de la prevención con que aquí se mira la participación amistosa del Perú en la cuestión chileno-boliviana.

Esperando una pronta y precisa contestación de U.S. a este respecto, reitérome de US. señor Ministro, muy atento servidor.

(Fdo) J. A. de Lavalle”

(Texto de la carta publicada en el libro “La Misión Lavalle en Chile y el Tratado Secreto de 1873” Santiago de Chile, 1924. Cita de Jonatan Saona)

—:—

((Ir al principio

—oOo—

INSTRUCCIONES DE IRIGOYEN SOBRE EL TRATADO SECRETO

« Ministerio de Relaciones Exteriores

“Lima, Marzo 8 de 1879.

“Señor D. José de Lavalle,

Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en misión especial cerca del gobierno de Chile.

“Es muy probable que el gobierno de Chile, por conducto de su Ministro de Relaciones Exteriores, pregunte a V. S. si realmente existe un Tratado de alianza secreto entre el Perú y Bolivia; y casi seguro, que, en tal caso, se estime dicho Tratado como un grave obstáculo a la mediación ofrecida por nuestro Gobierno.

V. S. debe manifestar verbalmente, si tal observación se le hace, que en realidad existe un Tratado; pero que ello, no obstante, si Chile retirase sus fuerzas del litoral boliviano, que, como V. S. sabe, es la condición esencial de nuestra mediación, el Perú no se vería ya obligado a su cumplimiento y estaría, por el contrario, en aptitud de facilitar los medios conducentes a un arreglo decoroso y equitativo entre Chile y Bolivia.

“Colocándose en este terreno, no dudo que V. S. llegará a convencer profundamente al Gobierno chileno, no sólo de la elevación de miras y sentimientos que inspiran al Perú, sino que pondrá a aquel Gobierno en la necesidad de aceptar la justicia y la paz, o declararse por una lucha temeraria, que nada entonces justificaría, y cuyas consecuencias no es dado preveer.

“Dios guarde a V. S.

“M. Yrigoyen”».

—:—

((Ir al principio

Fuente

Pedro Yrigoyen: La alianza de Peru Bolivia y Argentina y la declaración de guerra de Chile

—oOo—

INFORME DE LAVALLE DE SU PIMRA CONFERENCIA CON PINTO

« Legación del Perú en Chile.

Santiago, 11 de Marzo de 1879.


“Señor Ministro de Estado en el Despacho de Relaciones Exteriores.

Como tuve el honor de decir a V. S. en el oficio que le escribí en la madrugada de hoy, a las 12 de este día debía tener una conferencia con S. E. el Presidente, y a las 2 otra con el señor Ministro de Relaciones Exteriores: la primera provocada por S. E. mismo y la segunda solicitada por mí.

Pasé luego a hacerle una exposición detallada de la manera como yo entendía la cuestión pendiente entre Chile y Bolivia: la necesidad de solucionarla por medio de un arreglo amistoso y la de que ese arreglo fuese de tal naturaleza, que el Perú pudiese proponerlo a Bolivia sin mengua de su decoro, señalando por último, como el nudo de la cuestión, la ocupación del litoral boliviano por las fuerzas chilenas, durante la cual Bolivia no podía posiblemente tratar directa ni indirectamente con Chile, ni el Perú proponérselo sin inferirle un ultraje.

Reconoció S. E. que esa era en realidad la gran dificultad que se ofrecía y entró en largas explicaciones sobre las causas y motivos que habían impelido a Chile a obrar como lo ha he cho, concluyendo por decirme, que ya no se trataba de evitar un rompimiento de Chile y Bolivia: que la guerra existía de hecho y que no veía por qué Bolivia no trataría con una parte de su territorio ocupado por su enemigo, cuando todas las naciones europeas, más o menos, habían tratado en idénticas circunstancias y últimamente lo había hecho Francia en 1870.

Le repliqué que las circunstancias eran muy distintas: que esas naciones que así habían obrado, no podían continuar existiendo sin tratar, mientras que Bolivia podía no sólo continuar existiendo sin tratar y sin hacer la guerra, obligando a Chile, con sólo su inacción, a mantenerse en estado de guerra, sino también causándole grandes perturbaciones en su estado económico, haciendo pesar sobre su erario cargas, que le sería difícil sobrellevar largo tiempo.

S. E. pareció reconocer u justicia de estas observaciones, puesto que volvió a su primitiva idea de procurar arreglar, cuanto antes, la cuestión pendiente con Bolivia.

Le dije que sin formular proyecto ninguno de arreglo, insistía en establecer como base fundamental, la desocupación del litoral boliviano.

El Presidente se extendió larguísima y detenidamente, en darme todas las razones que a su juicio existen, para no poder realizar acto semejante, indicándome que podía arreglarse, que Chile mantuviese la posesión de esos territorios, mientras se decidía la cuestión, pagando a Bolivia una subvención, que la indemnizase de los perjuicios, más aparentes que reales, que la falta de ese territorio le ocasionara.

Le repliqué que a mi juicio, y al de él mismo a que apelaba, era completamente imposible que Bolivia consintiese en oír si quiera proposiciones de arreglo, mientras el pabellón chileno flameara en el litoral que consideraba suyo.

Entonces, contestó S. E. tendremos que apelar al hanseatismo que proponía “D. M C”.

“Le repuse que, sin aceptar en toda su extensión esta idea, si deseábamos todos llegar, como lo creía, a una solución pacifica, tendríamos al fin que llegar a algo semejante: que tuviese presente que Bolivia creía, a mi entender, que la cuestión no versaba sobre el dominio real de los territorios, sino de la falta de cumplimiento al tratado de 1874, y que anulado éste por Chile quedaba vigente el de 1866.

“Volvíle a traer sobre el punto de la desocupación del litoral y me dijo entonces:

¿Y qué se le ocurre a Ud., para salvar esa gran dificultad?

Yo, que tenía motivos para suponer que, el objeto con que me había llamado S. E. era con el de ver un medio que condujese a este fin, le dije, que sin instrucciones de mi gobierno para ello, sin autorización para proponerle nada y mucho menos para firmar, y reservándome siempre pedir para todo la especial aprobación del gobierno peruano, animado sólo del más vivo interés por llegar a una solución pacífica y honrosa de esta intrincada cuestión, creía que no habría mengua, ni para Chile ni para Bolivia, en arribar a las siguientes conclusiones:

1º Que Chile desocupe el litoral boliviano, declarándose ese territorio aislado, mientras un arbitro determinase a quien pertenece el dominio real.

“2º Que se constituyese en él una administración municipal autónoma, compuesta de personas elegidas en la forma que por un pacto especial se determinase, bajo la protección y la garantía de Chile, Bolivia y el Perú, los que acordarían los medios de ejercer ese protectorado de una manera eficaz.

“3º Que los productos fiscales de ese territorio se aplicarían a las necesidades de su administración y el excelente, si lo hubiese, se dividiría entre Chile y Bolivia.

Siendo la hora avanzada y cerrándose la estafeta en unos instantes más, me veo, con sentimiento, en la necesidad de interrumpir esta importante narración para poner punto final a esta correspondencia.

Reitérome de V. S., señor Ministro, muy atento y seguro tervidor.

“J. A. de Lavalle”.».

—:—

(Ir al principio—>)

Pedro Yrigoyen: La alianza de Peru Bolivia y Argentina y la declaración de guerra de Chile

—oOo—

CARTA DEL MINISTRO FIERRO A LIMA SOLICITANDO DATOS DEL TRATADO SECRETO

« MINISTERIO DE RELACIONES ESTERIORES DE CHILE

Santiago, marzo 12 de 1879

Como V.S. comprenderá, interesa sobremanera a mi Gobierno tener un conocimiento exacto del tratado de alianza entre Perú i Bolivia que se dice ajustado el 6 de Febrero de 1873 i aprobado por las Cámaras de ambas repúblicas en el curso del mismo año.

La apreciación de las cláusulas que aquel pacto contenga respecto de nosotros, nos marcará fijamente el rumbo que debemos seguir i determinaria la actitud que nos corresponde asumir en las presentes circunstancias.

Reitero pues, a V.S., mui encarecidamente, la recomendacion que antes le fue hecho, de hacer cuanto sea posible para adquirir una copia de aquel pacto, o, a falta de ella, un conocimiento fiel de sus disposiciones, que nos permita basar en él nuestros procedimientos ulteriores. En ese sentido, no debe escusar V.S. diligencia, gastos ni sacrificios.

En la conferencia que acabo de tener con el representante del Perú, señor Lavalle, le interpelé acerca de la existencia del pacto aludido. Me espuso sin vacilacion que no tenia el menor conocimiento de que Bolivia y el Perú estuviesen ligados por el compromiso que se les atribuia i que, preocupado por primera vez su espíritu en este asunto, con motivo de las alusiones al pacto que ha hecho la prensa de Chile, no había trepidado en dirijirse a su gobierno pidiendole, en la primera nota escrita desde este pais, una esplicacion acerca de ese hecho. Me agrego que su participacion activa en los debates lejislativos desde el año 74 le habria hecho conocer, si él existiese , el pacto en cuestion.

Me significo por ultimo que el año 73, en que se dice fue aprobado por las Camaras del Perú, el Congreso se mantuvo en receso, de modo que no ha podido prestar en ese año la aceptacion constitucional que para su validez requiere todo pacto que celebre el ejecutivo.

Por lo demas, en oficio separado comunicaré a V.S. el resultado de la conferencia que acabo de tener con el señor Lavalle, cuyo estracto he transmitido a V. S. por telegrafo. Me bastará participar a V.S. que en la espresada conferencia no se arribó a ninguna solucion aceptable. Proximamente tendremos otras conferencias.

Dios guarde a V.S.

Alejandro Fierro»

—:—

(Ir al principio—>)

Fuente:

Pascual Ahumada M: Recopilación de documentos del la Guerra del Pacifico

—oOo—

CIRCULAR DEL MINISTRO BOLIVIANO EN LIMA COMUNICANDO LA GUERRA CON CHILE

« Lima, 12 de marzo de 1879

Mui señor mio

Por el movimiento de la prensa diaria i por otros conductos autorizados, no dudo que _________ habrá venido en conocimiento de que el excelentísimo gobierno de Chile, convirtiendo una diverjencia privada y de jurisdiccion interna en cuestion internacional, i rompiendo violentamente la negociacion que habia de conducir esa diverjencia a una solucion pacifica, ha declarado a Bolivia una guerra inusitada ante la civilizacion moderna, apoderandose de hecho i a titulo de reivindicacion, del territorio comprendido entre los paralelos 23 i 24 del litoral sur, que ha pertenecido siempre a Bolivia, no solo por titulos incontrovertibles, sino por pactos solemnes que el excelentísimo gobierno de Chile ha roto bajo el estimulo de intereses o de aspiraciones que estan mui lejos de constituir un casus belli.

El gobierno de Bolivia que, inspirado siempre en las fuentes de un americanismo bien entendido ha llevado su proposito de confraternidad con sus vecinos al estremo de sacrificar en aras de ella hasta su propia integridad, cediendo al Brasil una inmensa faja de su territorio en las regiones del Paraguai i del Amazonas, i al mismo Chile tres grados geograficos en el sur (1), no ha podido mirar con desden el ultraje que éste acaba de inferir a su soberania i ha aceptado la guerra que le ha declarado de hecho, apoderandose de su territorio, a titulo de reivindicacion.

Con tal motivo, ha espedido ya los decretos que la Constitucion Politica del Estado le prescribe para casos como el presente, organiza sus elementos de defensa para rechazar al invasion i prepara el manifiesto con que debe dar conocimiento a todas las naciones del mundo de la brusca agresion con que se le ha ultrajado i de la injusticia con que se le arrastra a una guerra desastrosa que él ha procurado evitar hasta con el sacrificio de sus mas sagrados derechos e intereses.

Pero como las atenciones de mi gobierno, asi como la distancia y las condiciones mediterraneas en que se encuentra, pueden hacer retardar por algunos dias la espedicion de dicho manifiesto, i por consiguiente, la participacion oficial a las demas naciones del estado de guerra en que se encuentran Bolivia i Chile, me apresuro a comunicarlo a _______ suplicandole que tome nota de esta desgraciada emergencia, esperando de su benevolencia que lo anticipe a su gobierno mientras llega la oportunidad de hacerse por el mio la notificacion directa en la forma que el derecho internacional tiene establecida.

Aprovecho esta ocasión para reiterar al______las protestas de distinguida consideracion con que soi su atento i seguro servidor

Z. Flores.».

1 se refiere al territorio entre los grasdos 24 y 27

—:—

(Ir al principio—>)

Fuente

Pascual Ahumada M: Recopilación de documentos del la Guerra del Pacifico

—oOo—

NOTA DE LAVALLE COMUNICANDO A LIMA LAS CONDICIONES CHILENAS PARA ACEPTAR LA MEDIACIÓN

« Legación del Perú en Chile.

‘ Santiago, 18 de Marzo de 1879.

Al Señor Ministro de Estado en el Despacho de Relaciones Exteriores.

Señor Ministro:

En el oficio que se sirve V. S. dirigirme con fecha 26 de Febrero último y bajo el número 2, se sirve V. S. tambien indicarme las objeciones que presentara el Gobierno de Chile para rehusar la desocupacion del litoral boliviano y los argumentos que debo oponer a ellas, en el supuesto caso de que nuestra mediacion fuese aceptada.

Paréceme, señor Ministro, que nuestra mediacion ha sido aceptada en principio; puesto que, desde que los términos de las Credenciales que cerca de este Gobierno me acreditaban, y los del discurso que al presentarlas a S. E. el Presidente debia pronunciar, eran de el y de su Gabinete conocidos con anterioridad á mi presentacion, y eran tan explícitos y termìnantes, que no podian dejar ni asomo de duda respecto al objeto de la mision que aqui traia, la recepcion de esta Legacion especial equivale á la aceptacion de los buenos oficios que ella venia a ejercer. ; convenidos estos, la mediacion tendria cumplido efecto; no habiendo acuerdo, la mediacion habria sido estéril; pero no por eso habria. dejado de ser aceptada y ejercida.

La base señalada por V. S. en sus instrucciones de 22 de Febrero, y á la que se contrae V. S. nuevamente en su oficio de 26 que contesto, es precisamente la gran dificultad de la negociacion y lo que la tiene hasta hoy paralizada, como lo habrá visto V. S. por los despachos que antes he tenido el honor de dirigirle por la via reservada. V. S. determina como base principal, como condicion indispensable de toda negociacion, la prévia desocupacion del litoral boliviano por las tropas chilenas, y esa base, que he señalado tambien como tal en mis conferencias con S. E. y con su Ministro de Relaciones Exteriores y con el señor Santa Maria, de que antes he dado cuenta á V. S. es de imposible aceptacion por el Gobierno de Chile; no hay razon, no hay argumento, que pueda convencer á este Gobierno de la conveniencia de dar ese paso, y marche V. S. En sus determinaciones ulteriores con la conviccion de que Chile no retirará sus fuerzas del litoral boliviano, sino ante la decision de un árbitro o bajo la presion de la fuerza.

Ciertamente que ni el Gobierno de Chile ni la gente sensata de este país quiere la guerra con el Perú; Si la quisieran, no hubieran aceptado esta mision, ó si la hubiesen aceptado, hubieran dado término á toda negociacion, desde que les señalé la base para ellos inaceptable, de la desocupacion de Antofagasta y demas puntos, como condicion sine qua non de todo arreglo, haciéndoles á la vez comprender, que el rechazo de la mediacion nos conduciria fatalmente á la guerra entre el Perú y Chile. No quieren la guerra, es cierto; pero no pueden aceptar la base de la desocupacion, y en esta disyuntiva han adoptado la politica de la espectacion, esperando que alguna negociacion secreta quizas, ó algun acontecimiento imprevisto, venga á aclarar la situacion y á facilitar su desenlace.

Otro punto, señor Ministro, hacia el que llamo la atencion de V. S. Parece que V. S. juzga posible, que la mediacion del Perú se ejerza sobre la base de retrotraer las cosas al estado en que se hallaban la víspera del 14 de Febrero del corriente año. Eso no es posible. Chile las ha retrotraido, no al punto en que se hallaban ese dia, sino al punto en que se encontraban antes del Tratado de 1866. La cuestion no es averiguar si Bolivia tuvo ó no derecho para imponer la produccion del salitre, ni si tuvo o no derecho para anular el contrato con la compañia salitrera, sino si tiene ó no derecho á la posesion efectiva, al dominio real del territorio comprendido entre los grados 23 y 24 de latitud sur. Esta es la cuestion.

Chile le niega ese derecho y reivindica para si de iure y de facto, la posesion de esos territorios, fundado en el principio del uti possidetis de 1810.

Convendria en someter esa cuestion á un arbitraje, conservando la posesion de los territorios en cuestion mientras el árbitro decidiese, por conservar la paz con el Perú y nada mas; pero no convendrá jamas, ni en retrotraer simplemente las cosas al punto en que se hallaban el 14 de Febrero, ni en desocupar el territorio disputado. Sírvase pues V. S. fijar la política de nuestro Gobiemo teniendo presente estos tres puntos:

1.° el Gobierno de Chile no quiere la guerra con el Perú;

2.° el Gobierno de Chile no desocupará el litoral boliviano, sino por una sentencia arbitral ó por la presion de la fuerza;

3.° el Gobierno de Chile no someterá á un arbitraje, sino la cuestion de dominio real sobre los territorios comprendidos entre los grados 23 y 24 de latitud sur.

Sobre estos principios dícteme V. S. sus instrucciones. Agregaré á V. S. que el Gobierno de Chile estaria perfectamente dispuesto á entenderse con el de Bolivia para adquirir la posesion pacífica de esos territorios mediante una indemnizacion pecuniaria, ó para entenderse secretamente con él mediante nuestro detrimento, asi como estaria igualmente dispuesto á entenderse secreta ó públicamente con el Perú y la República Argentina, para dividir á Bolivia entre las tres repúblicas, como me lo han dejado ver muchos hombres de estado de este país.

Desde mi última conferencia con el señor Santa Maria, que tuvo lugar el 15 de los corrientes y de que dí oportunamente cuenta á V. S., nada ha ocurrido en las negociaciones confiadas á mi cuidado. Mi conferencia con el Presidente terminó, asegurándome S. E. que consultaria con sus ministros y con otros hombres influentes, sobre lo que habiamos hablado y que me contestaria; mi conferencia con el señor Ministro Fierro terminó, exponiendome que consultaria con sus colegas, y que me pediría oportunamente una nueva conferencia: mis conferencias con el señor Santa Maria terminaron, diciéndome este que el mejor partido seria el de esperar y dar tiempo al tiempo. No he creido pues, que asi las cosas, debia hacer mas, que esperar alguna nueva iniciativa del Gobierno de Chile. No la ha habido, y nada tengo por tanto, que decir á V. S. á ese respecto.

Establecida pues la situacion, como he tenido el honor de hacerlo, sírvase V. S. darme sus órdenes en consecuencia, indicándome si debo apresurar o no una solucion. Entretanto, tengo á honra repetirme de V. S. Señor Ministro, muy atento obediente servidor,

J. A.de Lavalle».

—:—

(Ir al principio—>)

Fuente

Pedro Yrigoyen: La alianza de Peru Bolivia y Argentina y la declaración de guerra de Chile

—oOo—

NOTA DEL MINISTRO GOOY SOLICITANDO NEUTRALIDAD DEL PERÚ

« Legacion de Chile en el Perú.

LIMA, Marzo 17 de 1879.

Señor:

Son notorios los aprestos bélicos que ha empezado á hacer el Gobierno de V. E. desde que estalló el conflicto chileno-boliviano: el ejército ha recibido considerable aumento, sigue incrementándose y se eleva ya á una cifra que sobrepasa en mucho a la que en el estado de paz es requerida por el servicio ordinario; una fuerte division de él bien armada y copiosamente provista de pertrechos ha sido aproximada al territorio que sería teatro probablemente del combate que las fuerzas bolivianas se disponen a librar con las de Chile; las naves que componen la armada peruana, se concentran, se equipan y se aprontan como para abrir una campaña, aumentando aceleradamente sus dotaciones, reforzando su armamento, embarcando municiones, víveres y combustible y entregandose a frecuentes y no usuales ejercicios; nuevos buques acorazados han sido pedidos con urgencia a Europa para engrosar la armada, que durante muchos años de paz internacional se ha considerado suficientemente poderosa; las fortalezas que defienden la plaza del Callao. y que dan abrigo a la escuadra nacional, se artillan, aglomeran gente para su servicio, acopian materiales, ejercitan diligentemente su artillería, y se aprestan, en una palabra, para sostener combate.

Al lado de todos estos indicios de una actitud belicosa, no explicada por la existencia de peligro alguno conocido que amenace la honra, la integridad ó los intereses de la República, no es dable dejar de considerar con recelo, en una porcion al menos del pueblo, el estallido expontáneo ó sugerido, de sentimientos de hostilidad hacia Chile, sentimientos a que acremente dá diaria expresion, encendiendo los ánimos, exacerbando las pasiones y aún aclamando abiertamente la guerra, la prensa peruana casi unánimemente, y a que tambien acaba de servir de manifestacion la reunion popular que ayer cruzó impávidamente las calles de la ciudad, para ir á cambiar con la mision boliviana, palabras de erdiente simpatías para con Bolivia y de ódio y guerra contra Chile. Y á tan vehementes motivos de inquietud y zozobra para los que, tanto en Chile como en el Perú, consagramos nuestros mas sinceros esfuerzos a la conservacion de la paz y de la inalterable amistad entre ambos Estados, es preciso añadir, todavia otro de extrema gravedad: la persuasion no combatida autorizadamente por nadie hasta ahora, en que uno y otro pueblo estan de que el Perú se halla formalmente comprometido a hacer causa comun con Bolivia contra Chile, a virtud de un pacto secreto de alianza ofensiva y defensiva.

En presencia de este estado de cosas, Chile, que en sus relaciones internacionales no ha cesado de dar, por tan largos años como son los que cuenta de existencia autonómica, pruebas inequivocas de su amor á la paz; que ningun esfuerzo al alcance de su voluntad y compatible con su honra ha omitido jamás por conservar perfecta armonia con las demas naciones y por granjearse las simpatías de aquellas especialmente que tienen un orígen y acaso un destino comun; que, si hoy ha interrumpido sus relaciones de amistad con una de ellas y está dispuesto á entregar a la decision de las armas la controversia, es porque a tal extremo le ha arrastrado el Gobierno de Bolivia, rompiendo temerariamente un Tratado solemne, oponiendo obstinada resistencia á todo medio de avenimiento amistoso y ordenando arbitrarios procedimientos, como última respuesta á las pacíficas y benévolas invitaciones que hasta el último momento se le hicieron; Chile, cuyos ejércitos, si por dos veces han salvado los límites de sus fronteras, es porque han venido bajo banderas aliadas á derramar su sangre por la redencion del Perú; Chile, cuyo anhelo por multiplicar y fortalecer los vínculos de amistad, de estimacion y de comun interes que le ligan á esta República, es tan sincero como bien comprobado, tiene motivos, en salvaguardia de sus derechos, para preocuparse de la actitud que revelan de consuno la existencia, no puesta en duda, del tratado secreto de alianza con Bolivia, las demostraciones hostiles sin embozo de una porcion del pueblo y los preparativos bélicos de parte del Gobierno. Cree propio, para hacer mas desembarazada su accion respecto del Gobierno de Bolivia, inquirir sériamente si el de V. E. tiene la intencion, que sus deberes le sujieren, de permanecer neutral ante los acontecimientos que han tenido y tengan lugar defendiendo Chile con las armas la reocupacion del territorio litoral al sur del paralelo 23°. Espera confiadamerite que el Gobierno de V. E. dando testimonio de que al Perú no le son indiferentes ni la tradicional amistad con Chile, ni las mútuas conveniencias, ni los dictados de la justicia, no se negará á hacer formal declaracion de su neutralidad, desvaneciendo así todo motivo de desconfianza entre dos pueblos llamados á. vivir en perpetua armonía. – ‘

Para recabar esta declaracion mi Gobierno me ha comunicado especiales órdenes á que doy fiel cumplimiento, rogando à V. E. que tenga a bien prestar entre sus atenciones al pronto fin de esta gestion, toda la preferencia, que su índole reclama y que es necesaria para conjurar inmediatamente los perniciosos efectos de la alarma que dominan los animos.

Aprovecho esta ocasion para reiterar a V. E. las seguridades de la consideracion muy distinguida con que tengo la honra de ser de V. E. Atento y seguro servidor.

‘ Joaquin Godoy

Al Excmo. señor D. Manuel Irigoyen
Ministro de Relaciones Exteriores del Perú».

—:—

(Ir al principio—>)

Fuente

Boletin de la Guerra del Pacifico

—oOo—

INSTRUCCIONES A LAVALLE SOBRE LA NARTURALEZA DEL TRATADO SECRETO

ima, Marzo 22 de 1879.

Me es grato acusar a V. S. recibo de su oficio de 7 de los corrientes, número 1, relativo al tratado de alianza defensiva que existe entre el Perú y Bolivia.

Sobre esta delicada materia me refiero a la nota dirijida a V. S. el 8 del mes actual i que debe quedar subsistente en esa legacion, no obstante el telegrama y el oficio que con fecha 12 pasé a V.S. con referencia a dicha nota. Asi, llegado el caso, debe V. S. manifestar verbalmente a ese Gobierno la realidad del tratado que no puede hacerse público sin previo acuerdo del Gobierno de Bolivia. Pero conviene observar de una manera especial que dicho pacto tiene un caracter jeneral i que por consiguiente no figura en él la República de Chile, i que ademas solo tiene un caracter defensivo, i no importa sino un acto de prudencia i de prevision entre los Estados contratantes, estableciéndose de un modo claro y preciso las condiciones que se requieren para que el Perú ofrezca su intervención armada a Bolivia, como no le habra sido dificil a V. S. apreciar por la copia que le entregue a su salida de esta capital.

Llamo la atencion de V. S. hacia los artículos que tales requisitos establecen, les se deduce que siendo el Perú llamado a conocer si ha llegado el caso de su aplicacion, tiene su derecho perfectamente a salvo, poniendo, al efecto, de su parte todos los medios posibles de conciliacion i procurando un arreglo ya previsto en el mismo tratado.

No dudo de que V. S. con el estudio que ya habrá hecho del espíritu de dicho pacto, sabrá demostrar a ese gobierno que él no envuelve miras hostiles contra Chile ni contra otra nacion.

Dios guarde a Y. S.

M. Irigoyen

Al señor don José Antonio Lavalle.

Enviado estraordinario y Ministro Plenipotenciario del Perú en mision especial cerca del Gobierno

de Chile. »

(Ir al principio—>)

Fuente:

Memoria Que El Ministro Yrigoyen Presenta Al Congreso Extraordinario De 1879

—oOo—

CARTA DE LAVALLE A LIMA INFORMANDO PROPOSICIÓN DE LASTARRIA

« Legación del Perú en Chile

“Santiago, 25 de Marzo de 1879.

“Al señor Ministro de Estado en el Despacho de Relaciones Exteriores.

Señor Ministro:

Como tuve la honra de decirlo a V. S. en mi nota de ayer, a las 4 p. m. de ese día me había pedido S. E. que le viese. Acudí a su cita a la hora señalada y recibido por él, me expuso que estaba profundamente disgustado, porque acababa de tomar algunas medidas relativas a la guerra con el Perú; que no se resignaba a la idea de que tuviésemos una guerra, que nada exigía, ni ningún interés justificaba; que si Chile hubiese recibido alguna injuria del Perú, él sería el primero en aceptar la guerra como Presidente y como ciudadano; mas, que no siendo así, y no habiendo entre Chile y el Perú causas que reclamasen la guerra, sino al contrario, intereses que la hicieren funesta para ambos países, no veía porqué habíamos de llegar a tan dolorosa extremidad; pero que la actitud del Perú exigía que Chile tomase una resolución; que el Perú se presentaba como mediador; pero como mediador armado y próximo a ser beligerante; que con ese carácter, cualesquiera proposiciones que hiciese tenían el carácter de conminatorias y su aceptación era ofensiva a la dignidad de Chile, pues parecían impuestas por la fuerza; que muchas de las cuestiones que hoy parecen indiscutibles, podrían discutirse y resolverse en otras condiciones; que era por tanto preciso, que el Perú definiese su actitud declarando su neutralidad; que había encargado al señor Godoy, que pidiera esa declaración de la manera más suave y amistosa posible; que quizás lo había hecho ya y que el telegrama en que de ello tal vez daba cuenta, no había podido descifrarse; que la opinión pública —nó la de vocingleros ni de charlatanes, sino de los hombres serios y respetables— le exigía una resolución; que con razón o sin ella, los marinos y hombres de guerra de Chile, creian el momento propicio para acometer al Perú, por considerarse hoy más fuerte Chile, y que era muy grave la responsabilidad en que él incurría, si impulsado por sus deseos pacíficos y amistosos, aplazase la decisión del asunto, y el rompimiento tuviese lugar, al fin, en otras condiciones para Chile; y que, por tanto, deseaba, que yo pidiese a mi Gobierno una declaración de neutralidad absoluta.

Contesté a S. E. que aunque no tenía instrucciones ni autorizaciones al afecto, me permitía manifestarle una vez más, que eso era inútil; que el Perú por su posición geográfica y por las relaciones e intereses que lo ligaban con Bolivia y con Chile, no podía ser neutral en una lucha entre ambas naciones; y que, si así lo declarase a priori e incondicionalmente, declararía un absurdo, y que su conducta posterior, impuesta por sus circunstancias, harían que fuese acusado de doblez y falsía; que si el Perú pudiese ser neutral entre Bolivia y Chile, no hubiera asumido el papel de mediador, porque por muy sentimental que fuese nuestra política, ese sentimentalismo no iba hasta inmiscuirse en asuntos ajenos, cuando nada le importasen y cuando su intervención en ellos podía acarrearle desazones y complicaciones; que ya le había dicho otra vez, que si el Perú asumía el papel de mediador, y no perdonaría esfuerzo por evitar una guerra entre Chile y Bolivia, era precisamente porque convencido de la imposibilidad de ser neutral en ella, quería evitar la necesidad de ser beligerante; que haría a mi gobierno las preguntas que S. E. desease; pero que la respuesta a la declaración de neutralidad podía anticipársela a S. E. y que si de la negativa del Perú dependía el rompimiento a juicio del señor Presidente, tenía el sentimiento profundísimo de considerarlo como consumado.

S. E. me replicó que no veía qué intereses tan poderosos podían ligar al Perú con Bolivia; que Chile le daría toda especie de garantías, si de algunas necesitaba a consecuencia de la ocupación de litoral boliviano, y que, si por su declaración de neutralidad, Bolivia le hacía la guerra, contase con la alianza de Chile, y con un ejército chileno que se pondría a las órdenes del Perú.

“Di las gracias a S. E. asegurándole que en el remoto caso de que alguna vez existiese la guerra entre Bolivia y el Perú, juzgaba que no nos sería necesario el auxilio de Chile, por muy valioso que fuese, como en efecto creía que lo era. Díjome el Presidente que ese caso no era tan remoto como lo creía; que si la guerra estallaba entre Chile y el Perú, no sería extraño que acabase en una guerra entre el Perú y Bolivia, aliada a Chile; pues hoy mismo Chile podría hacer la paz con Bolivia con el detrimento del Perú, cosa en que él no entraría jamás; y que para evitar la guerra entre ambos países era preciso que el Perú declarase su neutralidad, a cuyo efecto deseaba que hiciese al Perú un telegrama, concebido, más o me nos, en los términos contenidos en un papel que S.E. me alcanzó y que encontrará V. S. en copia, bajo el N; 1.

“Lo leí e insistí con el Presidente, en que el Perú no podía hacer tal declaración; que era indispensable que se le asegurase siquiera, que esa declaración tendría algunos efectos tendentes a procurar la paz entre Chile y Bolivia, como la sanción de una tregua y la apertura de negociaciones; que el único modo que tenía Chile de desligar al Perú de Bolivia, era aceptar términos racionales, que pudiese el Perú ofrecer a Bolivia, sin detrimento de su dignidad, y que si ésta rehusaba por capricho o tenacidad, pudiese el Perú abandonarla a su propia suerte; que era necesario tener presente, que si Chile tenía dignidad, Bolivia la tenía también; y que si el Presidente de Chile tenía que contar con la opinión pública de su país, el de Bolivia y el del Perú se encontraban en las mismas condiciones.

“Alargaría indefinidamente este despacho, si dijese a V. S. todo cuanto expuse a S.E., del cual me separé, ofreciéndole trasmitir a mi Gobierno sus deseos; pero asegurándole nuevamente, por mi parte, que esa declaración de neutralidad del Perú que solicitaba, el Perú no debía, no podía, ni quería hacerla, y que veía con profundo dolor, que las cosas se acercaban a un doloroso y sangriento término.

“A mi vuelta a mi alojamiento, y cuando me hallaba en unión de nuestro Encargado de Negocios, señor Paz Soldán, ocupado de redactar el telegrama que deseaba S.E. que enviase, recibí de éste la carta particular, que acompaño a V. S. en copia, bajo el número 2, y que en nada mejora la propuesta, pues se pretende que el Perú declare su neutralidad incondicionalmente; pues según las propias palabras del señor Pinto, “toda condición tendría el carácter de coniminatoria y sería inaceptable a la dignidad de Chile, debiendo el Perú confiar en la seriedad de su Gobierno, en su justificación y en los amistosos sentimientos del Presidente por el Perú y su ardiente deseo por la paz”. Como lo observará V. S., esto es simplemente burlesco; si Chile nada ofrece, si Chile nada propone ¿en qué ejercerá su Gobierno su seriedad, su buena fé ni su justificación?

“Departíamos sobre este punto con el señor Paz Soldán, mientras procurábamos dar forma telegráfica al borrador de S.E., cuando entró mi muy antiguo y excelente amigo el señor don José Victorino Lastarria, de cuya persona es excusado procure dar a V. S. idea, pues es ampliamente conocido en América y aún en Europa, por su talento y carácter, el cual vino a preguntar me en qué punto se hallaban las negociaciones, pues el señor Mi nistro de Justicia don Joaquín Blest-Gana, había dado en el Senado explicaciones tan embrolladoras, que nada había podido deducirse de ellas; que el señor Montt había preguntado al se ñor Blest, si su colega el señor Fierro había reducido a protocolo sus conferencias conmigo, y que el señor Blest había dicho que lo ignoraba, agregando el señor Lastarria que, en tales condiciones, el Senado no sabía a qué atenerse sobre el particular.

“Expuse al señor Lastarria, con la cooperación del señor Paz Soldán, de la manera más franca, todo lo que había pasado entre S.E., el señor Fierro y yo, en las conferencias que con uno y otro había tenido, hasta el punto en que nos encontrábamos, que, tanto a juicio del señor Paz Soldán, como el mío, equivalía a un rompimiento, pues el Perú nunca declararía una neutralidad imposible, de una manera incondicional; mostrando al señor Las tarria el borrador que me había dado S.E.

El señor Lastarria indicó un plan de arreglo, que, tanto el señor Paz Soldán como yo, encontramos conveniente, y es el si guiente:

1º Tregua y suspensión de hostilidades entre Chile y Bolivia por el tiempo que se fijase.

“2° Retiro de las fuerzas chilenas a los límites del territorio comprendidos entre los paralelos 23 y 24 latitud sur, y restitución a Bolivia de Cobija, Tocopilla y Calama.

“3° Suspensión por parte de Bclivia de los decretos de expulsión de los chilenos, confiscación de sus propiedades, etc., etc.

“4º Suspensión de los armamentos de Chile, Perú y Bolivia.

“5° Reunión de una conferencia de Plenipotenciarios en Lima para transar y arreglar definitivamente todas las cuestiones,

“Dijimos al señor Lastarria, que nos parecía aceptable, y con su oferta de que iba a trabajar con ese fin, se separó de nosotros.

“Es cuanto por el momento tengo de que dar cuenta a V. S. relativamente a las negociaciones, con lo que me repito de V. S.

Señor Ministro, muy atento y obediente servidor.

J. A. de Lavalle”.

—:—

(Ir al principio—>)

Fuente

Pedro Yrigoyen: La alianza de Peru Bolivia y Argentina y la declaración de guerra de Chile

—oOo—

INFORME DE LAVALLE SOBRE SU ULTIMA REUNION CON EL MINISTRO FIERRO

LEGACION DEL PERÚ EN CHILE.

_Santiago, marzo 31 de 1879

Al Señor Ministro de Estado en el dcspacho de Relaciones Exteriores.

‘ Señor Ministro:

En mérito del oficio que se sirvió US. dirigirme con fecha 11 del mesque acaba, relativo al tratado de alianza defensiva, existente entre el Perú y Bolivia, contestando á mi nota del 7, signada con el número 1, fuime hoy al despacho del señor Fierro y le manifesté, que habiendo ya recibido las instrucciones que, como antes le habia dicho, tenia pedidas á US. respecto al tratado secreto de alianza entre el Perú y Bolivia, iba á comunicarle verbalmente lo que habia sobre dicho pacto; algo mas: que iba a darle lectura íntegra de él, pues aunque para ello no tenia autorizacion de US., yo me la tomaba, creyendo necesario que lo conociese en todos sus detalles, agregándole, que si bien yo no estaba autorizado para dejarle copia, no podia impedirle que hiciese las anotaciones que gustase. Procedi luego á darle lectura del tratado, inculcando y llamando su atencion hacia todos los diversos puntos, que le quitan el caracter de agresivo â Chile, que se ha pretendido que tenia.

Escuchólo atentamente el señor Fierro tomando las notas que juzgaba necesarias, y concluido que hube mi lectura, me dijo dicho señor, que trasmitiria al gobierno la comunicacion que acababa de hacerle, y que me contestaria oportunamente.

Lo que tengo el honor de poner en conocimiento de US. repitiendome de US. Señor ministro, muy atento, obediente servidor.

J. A. DE LAVALLE

—:—

(Ir al principio—>)

Fuente

Memoria Que El Ministro Yrigoyen Presenta Al Congreso Extraordinario De 1879

—oOo—

@Patricio Gonzalez Granifo,

Lo. que por sabido se calla, por callado se olvida.
Ayude a difundir la historia; comparta esto con sus amigos.

—oOo—