LA PRIMERA JUNTA DE GOBIERNO DE CHILE

LA PRIMERA JUNTA DE GOBIERNO DE CHILE

Creado el 04/07/2020
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El Cabildo Abierto Del 18 De Septiembre De 1810 (Ver—>)
Los Primeros Actos De Gobierno (Ver—>)

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EL CABILDO ABIERTO DEL 18 DE SEPTIEMBRE DE 1810

El 31 de julio de 1810 se supo la designación del brigadier Francisco Javier Elío como gobernador, y se hizo urgente formar la junta antes de su llegada. El 13 de septiembre, a pesar de la cerrada oposición de la Real Audiencia y de los obispos, el cabildo obtuvo la autorización del gobernador para celebrar un cabildo abierto.

Según la costumbre, a los Cabildos Abiertos sólo eran convocados los “vecinos de “importancia”. En esta ocasión, se repartieron 450 esquelas de invitación.

Citacion a la junta del 18-09-21810

También se acordó con el gobernador que la plazuela del Consulado fuera acordonada por tropas y sólo se permitiera ingresar a los portadores de la invitación, que debía estar sellada por el presidente.

El palacio del Real Tribunal del Consulado se encontraba en la calle Compañía, donde actualmente está la Corte Suprema de Justicia. El 18 de septiembre de 1810, a las nueve de la mañana, con la presencia de unos 450 invitados, comenzó el cabildo abierto. Abrió la sesión el gobernador diciendo :

– Aquí está el baston, disponed de él y del mando.

Luego dirigiéndose a Argomedo le dijo:

– Secretario, cumpla usted con lo que le he prevenido.

Argomedo se puso de pie y leyó un corto discurso. A continuación hablaron el procurador de la ciudad, José Manuel Infante, el administrador general de aduanas José Manso. Cada intervención, cada gesto dentro de esta jornada estuvo marcado por la lealtad de los cabildantes hacia Fernando VII.

La idea de formar una junta de gobierno fue acogida con gran entusiasmo gritando ¡junta queremos!.

Luego Infante se puso de pie y propuso a los nombres a los distintos cargos de la junta. Los posibles miembros de la junta habían sido elegidos cuidadosamente por los integrantes del Cabildo de Santiago, con el fin de representar en la persona de cada uno de ellos a cada sector de la sociedad, asegurando así la mantención de un cierto equilibrio.

      • Mateo de Toro y Zambrano, presidente, representaba al rey;
      • José Antonio Martínez de Aldunate, vicepresidente, obispo de Santiago, representaba a la Iglesia;
      • Fernando Márquez de la Plata, Consejero de Indias, primer vocal de la junta, representaba a los europeos juntistas;
      • Juan Martínez de Rozas segundo vocal, representaba a la aristocracia de Concepción;
      • Ignacio de la Carrera, tercer vocal, representaba a la aristocracia de Santiago.
      • Secretarios Gaspar Marín y Jose Gregorio Argomedo.

Los candidatos propuestos fueron aceptados por aclamación unánime, sin voces discordantes.

Espontáneamente surgió la idea de agregar dos vocales por votación secreta y se procedió a la elección. El número de sufragantes ascebndió a 436 y a pesar que los conservadores no alcanzaron a concertarse y sus votos se dispersaron, Francisco Javier de reyna obtuvo 99 votos y Jel autonomista uan Enrique Rosales obtuvo 98. El resto se dispersó mayoritariamente en nombres opositores a la junta.

A continuación se procedió a tomar juramento a los elegidos con una fórmula de lealtad a Fernando VII y de acatamiento a la Junta de Regencia, se facultó a la Junta para llenar los cargos vacantes en la administración y se acordó que los oidores prestaran juramento de lealtad a la junta al día siguiente.

Con esto se dió por terminada la asamblea, el Presidente volvió a su casa en medio de las aclamaciones de los presentes y las iglesias echaron al vuelo sus campanas. La noticia llegó a Buenos Aires el 11 de octubre y fue saludada con 21 cañonazos.

Lo que tal vez por entonces no sabían los opositores al nuevo sistema, era que gran parte del éxito se debió a la cuidadosa selección en el reparto de las invitaciones para asistir al Cabildo: de las 450 esquelas enviadas, casi todas lo fueron a criollos de reconocida tendencia autonomista, y sólo 14 llegaron a manos de españoles peninsulares. Sin embargo, a pesar de la selección de los invitados, los autonomistas obtuvieron menos de la mitad de los sufragios emitidos.

El 2 de octubre de 1810, La Junta comunicó su instalación a las demás Juntas de Gobierno de España y América. Su constitución fue vista con desagrado por el virrey del Perú quién, desentendiédose de la junta siguió dirigiendo sus comunicaciones a Mateo de Toro y Zambrano como Gobernador y Presidente de la Audiencia, pero sin dar paso alguno de hostigamiento; el Consejo de Regencia declaró que no se oponía a ella «si está compuesta de individuos de lealtad, virtud y prudencia, y se dedica sólo a mantener la tranquilidad del reino y a mantenerlo leal y sumiso a Fernando VII».

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LOS PRIMEROS ACTOS DE GOBIERNO

La Junta, como puede suponerse, no tenía planes ni experiencia en las actividades de gobierno. La edad de su presidente lo relegaba a un lugar meramente decorativo, de modo que su dirección fue asumida por el miembro de mayor liderazgo: Juan Enrique Rosales.

Su primera preocupación fue la debilidad militar. No había armas ni municiones y no era posible fabricarlas. El 10 de noviembre firmó un contrato con un comerciante inglés por diez mil fusiles, diez mil pares de pistolas, dos mil sables curvos y otros pertrechos y se mandó una nota a la cancillería inglesa para que permitiera la salida de las armas. El 14 de noviembre decretó la creación de fuerzas militares, y en previsión de que el proveedor inglés no pudiera cumplir , se envió una nota a Buenos Aires para que obtuviera a través de sus agentes en EE UU una cantidad similar y que entretanto enviara alguna cantidad de las que ya había recibido, pagándolas al contado; a pesar de sus promesas, Buenos Aires no envió las armas ofrecidas y las compras fracasaron.

Paralelamente, el cabildo había obtenido un plan de defensa del capitán de ingenieros Juan Mackenna; este plan consideraba reforzar las fortificaciones de los puertos; formar un ejército permanente de 1.000 hombres y milicias hasta completar 25.000 efectivos; la creación de una escuela para formar oficiales; y el detalle de armas y municiones necesarias.

El 22 de noviembre Rozas se integró a la junta y se encontró con que ya se habían producido contiendas de competencia con el cabildo. También había discrepancias entre los que, impulsados por Buenos Aires, querían declarar la autonomía y los que consideraban imprudente provocar al virrey del Perú acercándose demasiado a Buenos Aires, que hacía promesas que no podía cumplir.

La recia personalidad de Rozas logró que se convocara el 15 de diciembre de 1810 a elecciones para el primer Congreso Nacional, con el pretexto que la junta había sido elegida en Santiago sin consultar a las provincias. El Reglamento Electoral redactado por Juan Martínez de Rozas es la primera normativa escrita por chilenos, fuera de la voluntad de España. Sin embargo, esa misma personalidad y sus métodos arrolladores, sumados a su decidida tendencia independentista, a su cercanía con Buenos Aires, a su conducta equívoca gon García Carrasco y la vinculación con el escándalo de la Scorpion, le granjeraon una fuerte antipatía incluso entre los autonomistas.

Más tarde, el 21 de febrero de 1811, la junta declaró la libertad de comercio:

«Desde esta fecha en adelante los puertos de Valdivia, Talcahuano, Valparaíso y Coquimbo quedan abiertos al comercio libre de las potencias extranjeras, amigas y aliadas de la España y también de las neutrales»,

acabando así con el régimen comercial monopólico español. El resultado inmediato de esta medida fue la rápida transformación de Valparaíso, que pasó de ser una aldea de pescadores a un emporio comercial de cierta importancia gracias a la instalación de comerciantes extranjeros, mayoritariamente ingleses.

En 1811 el virrey d del Perú había reprimido duramente los levantamientos de Quito y de Chuquisaca, y la situación de la Junta argentina era muy frágil debido a la presión militar puesta desde el Alto Perú; para aliviarla, Buenos Aires trataba de provocar una invasión a Chile mientras pedía reiteradamente auxilio militar. En este contexto, el 7 de marzo Rozas obtuvo de la junta que enviara 400 soldados veteranos con sus armas a la Argentina, dejando al país en condiciones aún más precarias de defensa.

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Fuente
Franciasco A Encina: “Historia de Chile”

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@Patricio González Granifo.
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