CONSECUENCIAS DEL TRATADO DE 1866 ENTRE CHILE Y BOLIVIA.

CONSECUENCIAS DEL TRATADO DE 1866 ENTRE CHILE Y BOLIVIA.

Secciones
Los Problemas Del Tratado De 1866 (Ver—>)
Reacciones En Peru Por El Tratado De 1866 Entre Chile Y Bolivia (Ver—>)
El Derrocamiento De Melgarejo (Ver—>)
El Presidente Morales Respeta El Tratado De 1866 (Ver—>)

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LOS PROBLEMAS DEL TRATADO DE 1866

El abogado Marcial Martinez, ardiente partidario de la transacción con Bolivia, a quien el ministro Covarrubias consultó el texto del tratado antes de firmarlo, le contestó que

«abstracción hecha de las capitulaciones secundarias del pacto, le parecía en lo sustancial la última expresión de lo absurdo»

En Bolivia, los opositores al tratado consiguieron paralizar su ejecución. Sería tarea de nunca acabar el relato de los aplazamientos, las promesas incumplidas, los atropellos o desobediencias de las autoridades sub alternas y demás obstáculos con que se ,estrelló el cumplimiento del tratado (Encina). Melgarejo no lograba hacerse obedecer en el Litoral y llegó al extremo de pedir tropas al gobierno chileno para establecer una guarnición en Cobija. El ministro en La Paz escribió a Covarrubias en septiembre de 1866”

«El general (Melgarejo) insiste de una manera absoluta en el envío inmediato de cien soldados chilenos a Cobija, con sus respectivos oficiales, agregando que sólo tiene confianza en la tropa chilena para conservar la paz pública en aquellos lugares tan apartados de la vigilancia y de la acción del gobierno.»

El 3 de septiembre de 1867 el gobierno chileno acreditó como representante en Bolivia a Ramón Sotomayor Valdés en reemplazo de Vergara, con el encargo especial de prevenir las dificultades que amenazaban surgir del insólito tratado . Al recibir las correspondientes instrucciones , dice Sotomayor, no quisimos dejar pasar la oportunidad de indicar, los inconvenientes que ofrecía la ejecución de un tratado sin precedente conocido en la historia de la diplomacia.

— ¿Cómo sería administrado este negocio común?

— ¿En qué forma se distribuirían las utilidades?

`– ¿Qué medidas de vigilancia y precaución tomaría un gobierno con relación al otro?

— ¿Hasta qué punto los derechos del uno, como propietario, tendrían que subordinarse a los derechos del otro, como dueño del dominio y de la jurisdicción nacionales?

Conviene sin embargo, puntualizar algunos desacuerdos en la interpretación de las cláusulas del tratado y aspectos no previstos, que quedaron planteados antes de la caída de Melgarejo.

Apenas el descubrimiento del salitre en Salar del Carmen se hizo público, surgió la duda sobre la inteligencia de la palabra minerales, empleada en el articulo II. ¿Comprendía sólo los metales? ¿Abarcaba todas las sustancias inorgánicas; 0 sea, los metales, metaloides, sales, el salitre, el bórax, el azufre, el yodo, etcétera?

La operación pericial que fijó los paralelos 23, 24 y 25 para los efectos del tratado, se realizó por Amado Pissis y el coronel boliviano Mariano Mujia, de común acuerdo. El gobierno chileno entendió que una operación pericial no necesita decreto de aprobación cuando los peritos estan de acuerdo, y el gobiemo boliviano parecía haber entendido lo mismo, pues tampoco dictó decreto alguno sobre la materia. Pero, más tarde, el 25 de marzo de 1870, los cateadores de José Díaz Gana descubrieron el rico mineral de Caracoles, situado tres minutos al sur del paralelo 23, y p;or consiguiente, dentro de la zona comunera. No pudiendo modificar el paralelo, el gobierno boliviano desaprobó el límite oriental de la zona comunera, fijado por los peritos; o sea, el punto en el cual remataba por el oriente el paralelo 23 para los efectos de la medianería, a fin de dejar a Caracoles fuera de ella.

El inciso primero del artículo III, contradiciendo el inciso final del mismo artículo, decía que

«la aduana de Mejillones seria “la única oficina fiscal que pueda percibir los productos del guano y los derechos de exportación de metales de que trata el artículo precedente».

Apoyándose en él, el gobierno boliviano entendió que, dado que el puerto de Mejillones quedó en el papel, toda exportación de guano o minerales debía hacerse por la aduana de Cobija. El gobierno chileno entendió, por su lado, que tanto Bolivia como Chile, tenían derecho a establecer dentro de sus territorios otras aduanas, las que de acuerdo con el inciso final del mismo artículo, podían percibir los derechos medianeros.

Melgarejo fue depuesto el 15 de enero de 1871 y la situación se agravó. La opinión pública boliviana fue convencida por sus enemigos de que el tratado de 1866 importaba una expoliación inicua de los derechos indiscutibles de Bolivia. Abusando de la inconsciencia de Melgarejo, Covarrubias y Vergara Albano lo habían hecho firmar un pacto en el cual Bolivia cedía a Chile, sin recibir nada en compensación, la mejor parte de su litoral, que después de los descubrimientos del salitre y del mineral de Caracoles, se le representaba cuajado de riquezas incalculables. Su sucesor, el general Morales, nombró como ministro de relaciones a don Casimiro Corral, quién envió a don Rafael Bustillo a Santiago para tratar de resolver los problemas surgidos de la ejecución del tratado, entre ellos la demanda del gobierno de Santiago de participar en su rendimiento fiscal, de acuerdo con las estipulaciones del tratado de 1866. Bolivia eludió el cumplimiento del tratado cobrando derechos de bocamina en lugar de los de exportación.

Bustillo traía instrucciones de

— mantener el límite en el grado 24,

— ofrecer una mayor participación en el guano como compensación a Chile por su renuncia a su coparticipación en los demás minerales,

— sostener que la mensura de los citados paralelos había sido defectuosa por falta de idoneidad del ingeniero Mujía y que debía verificarse una nueva, y

— sostener que el límite oriental de Chile en Atacama no podía pasar del meridiano 72. De esta manera, Caracoles quedaría al este del territorio compartido, aunque estuviera al sur del paralelo 23.

Don Adolfo Ibáñez, contestó que los límites orientales de Chile en todo tiempo, han sido las cumbres más altas de los Andes. Bustillo no insistió porque sabía que así estaba estipulado en los protocolos que desembocaron en el tratado; tampoco insistió en la re demarcación de los paralelos. Dijo en unas de sus notas:

« (…) ¿Son valederas las demarcaciones de los paralelos 23, 24 y 25 efectuadas por Pissis y Mujía? Juzgo que sí. Al poner en duda su legitimidad y exactitud Bolivia no procede con mucha lealtad. No tienen consistencia alguna nuestros argumentos para imponer como límite oriental de Chile el meridiano 72 (…)».

Se discutieron varias fórmulas de compensación por la cesión de derechos sobre el territorio entre los grados 23 y 24, sin llegar a ningún acuerdo. Se siguió con este motivo un ,cambio de notas, en las cuales se debatieron:

— La necesidad de someter al acuerdo y aprobación del gobierno de Chile las tarifas aduaneras fijadas por el gobierno boliviano sobre la exportación de los minerales explotados dentro de la zona comprendida entre los grados 23 y 24 de latitud sur;

— la entrega inmediata al interventor chileno de la mitad de los productos provenientes del impuesto de exportación;

`– la extensión al puerto de Antofagasta y a cualquier otro que se abra en el litoral boliviano dentro de los grados 23 y 24, de la libre internación que Chile tiene actualmente en Mejillones;

— el nombramiento de una comisión de peritos que fije la ubicación del mineral de Caracoles, y

— la declaración de permanencia y estabilidad de los linderos que los comisionados Pissis y Mugia fijaron entre las dos repúblicas y en los grados 23 y 25, y el limite oriental en la cordillera de los Andes que determinaron los mismos comisionados.

El exabrupto de Bustillo ocasionado por la expedición de Quevedo en agosto de 1872 puso fin a su misión.

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REACCIONES EN PERU POR EL TRATADO DE 1866 ENTRE CHILE Y BOLIVIA

El general Melgarejo había sido cercano a los presidentes Ballivián y Linares, y se oponía a las intenciones de Belzu en Bolivia y Castilla en Perú de convertir a Bolivia en provincia peruana. Desconfiaba del Perú por rechazo del presidente Pezet a la solicitud de ayuda hecha por Bolivia en 1863 para declarar la guerra a Chile y firmó el tratrado de 1866 con Chile para resolver definitivamente la disputa por el límite. Soñaba con incorporar Tacna y y Arica a Bolivia y sabía de la solicitud de ayuda hecha a Chile por el presidente Ballivián en 1845.

En Chile se creyó que se había alcanzado una paz definitiva con Bolivia, pero no ocurrió así porque la lectura del tratado hecha en Perú fue diametralmente opuesta porque el tratado cedió a Chile territorio, que segun el uti possidetis de 1810 era peruano, hasta el grado 24. El Perú nunca había reclamado ese teritorio pero esperaba recuperarlo, sea negociando sus límites con Bolivia o incorporándola a su territorio como provincia. El destacado políico boliviano don Julio Méndez en uno de los aertículos que publicó en la prensa de Lima se refiere a este hecho diciendo

«Melgarejo traicionó a Bolivia y al Perú; las bases fueron sugeridas por el mismo aceptante: Chile jugaba su partida a dos manos. (…) Si antes fueron causa de las detentaciones continuas de Chile nuestras desacordadas rupturas con el gobierno de Bolivia, la consolidación del despojo del tratado preliminar de 1866 es de la exclusiva responsabilidad del gobierno Prado que no supo apercibirse a tiempo de las intrigas austríacas de la Legación chilena en La Paz, para prevenir el mal que estamos forzados a reparar indeclinablemente».

La primera consecuencia fue el derrocamiento de Prado. Las negociaciones entre Chile y Bolivia comenzaron por el guano en marzo de 1866 y en junio se firmó en La Paz el protocolo que sirvió de base al tratado definitivo de agosto de 1866. Los primeros motines en Perú comenzaron en junio y fracasaron; Balta y Castilla junto con otros involucrados fueron desterrados a Chile. Desde el Congreso, los fogosos discursos contra Chile del diputado Casós despertaron un entusiasmo que tomó por sorpresa al gobierno; los motines se hicieron cada día más violentos y finalmente el 17 de enero de 1867 el general Pedro Diez Canseco, hermano político de Castilla, sublevó a la guarnición de Arequipa, declaró traidor a Prado, anuló todos los actos de su gobierno, restableció el imperio de la Constitución de 1860 y designó a Castilla como general en jefe. En septiembre de 1867 el ministro de EE UU en Lima informaba a Washington que la guerra entre Perú y Chile era inminente. Aunque Castilla murió el 30 de mayo de 1867 cuando viajaba a Arequipa a sumir el mando de la revolución, Prado no pudo sofocarla, dimitió el 7 de enero de 1868 y se vino a Chile. Asumió Diez Canseco y llamó a elecciones que fueron ganadas por el coronel Balta.

Derrocado Prado con el estigma de “traidor”, el coronel Balta asumió la presidencia en agosto de 1868 y a los pocos días un pavoroso terremoto sacudió el sur del Perú. La catástrofe desvió la atención y alejó la guerra entre Perú y Chile y Chile pero no detuvo las acciones para derrocar a Melgarejo. .

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EL DERROCAMIENTO DE MELGAREJO

En julio de 1870, se lanzó en Potosí a la circulación un manifiesto del doctor Lucas Mendoza en que se excitaba a los bolivianos contra el gobierno autoritario del caudillo y se invocaba el imperio de la Constitución. El 22 de octubre, se produjo un levantamiento en Potosí dirigido por el general Rendón. El 3 de noviembre de 1870 salió Melgarejo con sus tropas, camino de Potosí; Dejó La Paz custodiada por uno de sus más adictos partidarios, el teniente coronel Hilarión Daza, jefe del batallón 3. En cuanto se alejó, Daza se vendió a los revolucionarios por 10.000 pesos que le entregó el comerciante de La Paz Juan Granier, quién fue después designado segundo jefe del batallón. El 25 de noviembre de 1870 se presentó Morales en La Paz, siendo recibido en medio de delirantes aclamaciones. El 26 fue nombrado Jefe Supremo de la Revolución y con su secretario, el doctor Casimiro Corral, se preocuparon de organizar tropas sobre la base del batallón 3º, armándolas con los 1.500 o 2.000 fusiles que Morales había traído consigo del Perú.

Días después, cuando se supo que Melgarejo y sus tropas se aproximaban a la ciudad, lanzaba un periódico estas palabras

« (…) Melgarejo y Muñoz deben ya caer. Han robado, incendiado, asesinado, saqueado, mutilado el territorio, humillado la dignidad nacional, vilipendiado la moral y la religión, pisoteado las leyes y las instituciones. ¿Qué más tienen que hacer? Ningún crimen les queda por cometer. Luego ya es tiempo de que desaparezcan (…)».

En la mañana del 15 de enero de 1871 aparecieron las tropas de Melgarejo coronando la arista de los cerros que dominan la ciudad por el poniente. El choque fue brutal. De 2,271 hombres se componía el ejército paceño, y de 2,328 el del caudillo, hacia el crepúsculo habían quedado en las calles 1,378 hombres fuera de combate A eso de las ocho de la noche Melgarejo emprendió la fuga acompañado por Quintín Quevedo y otros cuatro amigos.

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EL PRESIDENTE MORALES RESPETA EL TRATADO DE 1866

El Coronel Agustín Morales, fue ascendido a General y nombrado Jefe Supremo de la Nación. Prometió someterse a la constitución y el 18 de junio de 1871 se instaló la asamblea, elegida libremente; la presidía el doctor Tomás Frías. Una de las primeras acciones de la asamblea fue declarar nulos todos los actos de Melgarejo. Ante el reclamo de Chile, Morales acordó revisar el tratado de 1866.

La ley de 22 de noviembre de 1872 fue dictada para salvar los derechos de quienes habían obtenido concesiones durante el gobierno de Mariano Melgarejo y quedaron en situación indefinida cuando el Poder Legislativo anuló todos los actos de su administración. Rezaba así:

« (…) Se autoriza al Ejecutivo para transar sobre indemnización y otros reclamos pendientes en la actualidad y para acordar con las partes interesadas la forma más conveniente en que habrán de llenarse sus obligaciones respectivas; difiriéndose estos asuntos, sólo en caso de no avenimiento, a la decisión de la Corte Suprema, con cargo de dar cuenta a la próxima legislatura (…)».

La incierta situación en que quedaban sus concesiones, obligaron a “Melbourne Clark y Compañía” a enviar a La Paz al abogado chileno Domingo Arteaga Alemparte, con la misión de obtener que el nuevo gobierno revalidase su concesión. La administración del Presidente Agustín Morales, en fecha 13 de abril de 1872, dictó una resolución suprema que le otorgó por 15 años una concesión acotada con autorización para construir ferrocarriles, muelles y caminos.

Al nuevo gobierno le tocó atender la situación creada en las relaciones con Chile a raíz de las dificultades que provocaba la ejecución del tratado de 1866. Morales designó a don Rafael Bustillo como plenipotenciario en Santiago, llegó en agosto de 1871 y fue recibido con frialdad. Se recordaba que 8 años antes, obtuvo del Congreso autorización para solicitar la alianza con el Perú y que el Ejecutivo declarase la guerra a Chile si no se obtenía la desocupación de Mejillones por la vía pacífica. Presentó sus credenciales al Presidente José Joaquín Pérez, que se encontraba en las postrimerías de su mandato, pero no pudo efectuar gestiones oficiales hasta que el nuevo mandatario, señor Federico Errázuriz, tomase posesión de su cargo. Tuvo una entrevista con él, el 11 de octubre de 1871, pero hubo un nuevo aplazamiento porque se discutía en el Congreso la creación del Ministerio de Relaciones Exteriores. Sólo cuando así quedó resuelto pudo tener su primera conversación con el recién nombrado canciller, señor Adolfo Ibáñez.

A raíz de las imputaciones que hizo Bustillo al gobierno chileno de amparar la expedición del general Quintín Quevedo para derrocar al gobierno del general Morales, el canciller Ibáñez interrumpió sus relaciones con Bustillo y radicó las conversaciones con Bolivia en La Paz.

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Fuentes
Francisco Antonio Encina: “Historia de Chile”
Roberto Querajazu C: “Aclaraciones Históricas sobre la Guerra del Pacífico.”
Alcides Arguedas: “Historia General de Bolivia”
Mario Barros van Buren: “Historia diplomática de Chile, 1541-1938”
Jorge Gumucio Granier: “Estados Unidos Y El Mar Boliviano”

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@Patricio Gonzalez Granifo,
Lo. que por sabido se calla, por callado se olvida.
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